domingo, 30 de marzo de 2014

El post 100: memorias, diagnósticos y proyecciones de Chile


¿Qué conclusiones parciales se pueden descolgar de este blog luego de 100 entradas? Parece lógico a estas altura que el reconocer y vincular a una comunidad específica con imágenes representativas, originadas desde sus propias identidades compartidas y ojalá como parte de un proyecto futuro común, es previo a salir a ofrecer cualquier referente rotundo al resto del planeta.

Para el caso de Chile y este “problema”, tan en boga, de su marca país, sus marcas locales, de su identidad o sus identidades, desde la perspectiva comunicacional y del branding, es importante destacar que no necesariamente nos enfrentamos a la ausencia de iniciativas en el área. Menos aun a una ausencia en cuanto a elementos, material o herramientas útiles relativas a este tema, que nos permitan, a partir de ellas, por ejemplo: construir y proponer productos (o proyectos) de branding con determinados objetivos de reconocimiento y representación para las comunidades que conforman el corazón mismo de la cultura de cualquier cuerpo, organismo o empresa local. Como hemos podido confirmar en los diversos casos, temas y posteos que hemos compartido aquí.

Existen los relatos, los símbolos, las correlaciones, los referentes, los lenguajes y códigos propios, entre otros elementos a considerar, de cada realidad local en particular. Y probablemente también algunos de estos últimos, compartidos de manera transversal.

El desafío está en el estudio de la real valoración de las identidades locales y de las posibilidades de la comunicación y mayoritariamente del branding, en su diseño y aprovechamiento estratégico: social, cultural y mediático, entre otros, para el caso de Chile hoy.

La comunicación es clave en la conformación y sostén del reconocimiento y la recordación de productos territoriales y socioculturales. Países, regiones y realidades locales, son todos potenciales productos comunicacionales cuyo núcleo debiera estar comúnmente en el desarrollo de marcas, primeramente, para su identificación y difusión. Solo así podremos acercarnos a un mayor reconocimiento y valoración por parte de los públicos frente a Chile como unidad de identidad socio-cultural, turística, económica o el área que se quiera trabajar; como médula en constante cambio y evaluación, pero gestionable, comunicable e interpretable por comunidades y entidades internas y externas a Chile. La imagen y marca de Chile parecieran deber construirse discursivamente con recursos capaces de ser reconocidos como propios y compartidos por el resto, pero por sobre todo posibles de asumir, primero, por los propios chilenos.

Y espero, sinceramente, que las diferentes entradas y los comentarios alrededor de este humilde blog, sean un aporte para quienes se interesen por este bello camino. Gracias por visitar este rincón digital y por participar de esta enriquecedora discusión criolla.