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viernes, 23 de octubre de 2009

Apuesta por el diseño autóctono-moderno



¿Comprarían ropa o accesorios frescos pero con estilo indigenista?
En lengua quechua “tampu” significa “parador” y se refiere a los refugios que usaban los mensajeros que recorrían los Caminos del Inca para descansar y proveerse de ropa y comida. En la actualidad, hay una tienda en pleno Barrio Lastarria que sirve de refugio para una apuesta de diseño y arte autóctono-moderno para los transeúntes (turistas y locales) que deseen vestirse a la moda, alimentándose a la vez de nuestro arte precolombino.

Fue en vacaciones del año 1998 cuando Eduardo Correa Vaillant, estudiante de diseño gráfico de la Universidad de Chile, en pleno mochileo por Ecuador, se vio en la necesidad de pensar una forma de hacer dinero para no pasar hambre y poder continuar con su aventurero viaje latinoamericano.

Eduardo Correa tenía un gran interés por las culturas precolombinas, de hecho era reconocido en la Facultad de Arquitectura y Urbanismo por su fijación con el tema, y fue relacionado a esto de donde nació la idea de diseñar poleras con elementos distintivos locales. Así comenzó a estampar figuras autóctonas ecuatorianas y logró tal éxito de ventas que terminó empujando a sus compañeros de viaje para que ayudaran en la producción artesanal.

Tan bien resultó esta incursión en el diseño y producción de poleras estampadas con motivos originarios ecuatorianos, que a su regreso a Santiago encaminaría el proyecto “Tampu”, consistente en un local en el Barrio Lastarria, que hoy en día goza de buenos dividendos. Allí se ofrecen vestimentas, accesorios, ornamentos y otros productos diseñados con conceptos tradicionales de culturas indígenas latinoamericanas, principalmente chilenas, por ejemplo la mapuche, por lo que algunos denominan a Eduardo Correa como el diseñador mapuche fashion.

Para llevar a cabo su idea, él se internó en las culturas que servirían de referentes para sus diseños, conversando con su gente, estudiando y analizando su historia y sus símbolos. El valor que asigna este diseñador emprendedor frente a productos similares, a lo que podría ser su competencia directa, es que su oferta "no es la clásica prenda hippie que se vende en las ferias artesanales”. Su proyecto conjuga el estilo moderno y urbano con elementos aborígenes, llevando al imaginario popular indígena actual del “lana” a prendas y accesorios actuales con reminiscencias de nuestros antepasados.

Si quieren ver un local distinto e interesante, dense una vuelta por Merced, en el histórico Barrio Lastarria, donde podrán encontrarse con poleras, pantalones, camisas, zapatillas, sombreros, alfombras y adornos, cuyos precios fluctúan entre los $2.000 hasta los $120.000 aproximadamente, lo que además indicaría que de mantenerse, puede tratarse de un muy buen negocio.

Esperemos que no solo sean los turistas gringos los que se tienten al ver la vitrina y entren a comprar algo a Tampu, y que algunos chilenos se acerquen por lo menos por curiosidad. Quién sabe si se levanta una moda potente basada en esta iniciativa autóctona-moderna. Personalmente, creo que no estaría de más. ¿Hasta cuando renegamos o mal-interpretamos nuestras culturas originales si podemos integrarla al mundo mediatizado y estilero en que convivimos?

Datos, fotográgias y referencias: Tampu.cl / Lun.cl

jueves, 18 de junio de 2009

Vida, muerte y renacimiento de ATARI en Chile



¿Cuál fue nuestra primera reacción frente al fabuloso Atari? La verdad, personalmente no recuerdo cómo fue que llegó ese aparato a mi casa ni como me enfrenté a él. Con mi hermana, como niños de una generación que aún podían ser sorprendidos, pero no sin la curiosidad e inteligencia tecnológica, probablemente nos vimos atónitos, pero en poco tiempo lo dominamos y transformamos en parte de nuestra rutina de entretenimiento. Así comenzaron esas eternas esperas cargando los juegos y las posteriores excitantes jornadas con el Montezuma o el Asteroids.

El hábito de quedarse en casa en vez de sociabilizar en exteriores en Chile, se debió en primera instancia al estado de sitio ejecutado por la dictadura militar, y en segunda al acceso a productos nuevos como el televisor, la radiocasetera y los juegos de lógica, estrategia y videojuegos. A esto se sumaba la opción de poder hacer ejercicios sin salir del hogar, con productos del tipo bicicletas estáticas.

Marcas asiáticas desconocidas comenzaron a instalarse en las casas chilenas. Aiwa, Hatachi, Toshiba y Sony, entre otras, se convierten en parte de nuestras familias. De ese modo se daría comienzo a la globalización, a la gran familia global.

Atari, específicamente, es considerada como la pionera mundial en la industria de los videojuegos con el lanzamiento de su juego PONG, en 1972. Hasta los 80’s no tuvo competencia. Recién allí aparecen otras consolas, pero solo a mediados de esta década Atari se debilitó lentamente en su reinado de esta nueva área de entretenimiento. La creación de nuevas versiones de la consola no contaron con la popularidad y las buenas ventas de la original 2600 (o VCS). Toman fuerza otros productos similares e incluso algunas alternativas, como los clásicos juegos arcade o pinball, que todavía se pueden encontrar en algunos lugares funcionando con las antiguas monedas de $100.

Luego, Nintendo desplaza a Atari en Japón y crece de manera impresionante a nivel mundial. En los 90’s, luego de algunos fracasos, Atari se fusiona con la marca JTS Inc., momento en que se sentencia la desaparición del nombre de esta marca del mercado mundial y, por supuesto, del chileno.

Actualmente en nuestro país, jóvenes que ni siquiera conocieron la consola tienen poleras con la marca Atari entre otros símbolos populares de antología como el Che Guevara, Homero Simpson o Don Ramón. Atari en Chile es considerado de culto. Se producen no solo poleras, sino también chapitas y otras aplicaciones gráficas, de formas más o menos artesanales.

Uno que jugó y/o tuvo Atari, le guarda un extraño cariño, pero ve con cierto resentimiento como se ha transformado en moda retro a años de su decadencia y luego de cientos de aparatos similares y evoluciones de los mismos. Ya no existe esa magia inocente de la primera consola que llegó a nuestros hogares a acompañar y enviciar a tantos niños (y otros no tan niños) hace ya dos décadas. Los niños chilenos de estos tiempos se criaron con Internet al alcance, entre joisticks y TV cable. Por ello, aunque suene a “viejo chocho y latero”, vale la pena dedicarle algunas líneas reseñando parte de su historia y de nuestra relación con él, para recordar y compartir sobre la realidad tras la moda.

Referencias: Wikipedia.org
Otros datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.

lunes, 8 de junio de 2009

North Star. Zapatillas retro de culto



¿Cómo llegó North Star a ser una marca de culto juvenil en Chile?
Los jóvenes que hoy en día se compran un par de zapatillas North Star probablemente no sean conscientes de que éstas son una suerte de leyenda urbana local. Si bien ahora se las puede encontrar también en Bolivia, Perú, Colombia y México, parte importante de su historia nace en nuestro país.

Hacia mediados de la década de los 70’s, pese a los problemas económicos del inicio de la dictadura chilena, la enorme oferta y publicidad de productos y marcas extranjeras impulsaron modelos culturales de euforia por todo lo que fuera importado.

Con la masificación de supermercados y la inauguración de los centros comerciales en forma de caracol en Chile, el consumo masivo tomó valor como símbolo de estatus social y de desarrollo personal. Las costumbres de compra y de consumo en general de los chilenos se vieron transformadas y empapadas de modas externas y caminos globalizadores. Las vitrinas y las repisas se plagaban de artículos nuevos de primer nivel, y a precios bastante elevados. De este modo, las diferencias sociales se polarizan según las posibilidades de cada grupo o familia para acceder a los productos mundiales de moda.

Al pasar el tiempo, quien deseaba tener productos diseñados y producidos en el extranjero, pero no podía pagarlos, ve como válido el adquirir artículos que parecieran ser importados. Se popularizan así las marcas alternativas, para no convertirse en un “pasado de moda”.

El boom de estas tendencias importadas llevó a la clase media chilena a buscar las marcas alternativas de las top del momento. Así, el joven consumidor promedio, sin los recursos suficientes para adquirir el par de zapatillas Adidas con franjas de último modelo, tenía la opción brindada por Bata (filial chilena de calzado) con su nueva marca deportiva, North Star. La zapatilla blanca con dos franjas de color, pasaría rápidamente a ser un producto alternativo de excelencia y luego de culto.

Actualmente, North Star en su página web se define como “una marca internacional, innovadora con moda comercial para el mercado juvenil”. Las zapatillas alternativas de la clase media se transformaron en un símbolo de calzado urbano, cuyos diseñadores realzan bajo conceptos de creatividad, evolución, dinamismo y modernidad.

Se crearon como la alternativa accesible de Adidas y se dice que, además, North Star se aprovechó, tanto en su nombre como en el estilo de sus diseños, de la tradicional marca de calzado deportivo All Star de Converse, creada a principios del siglo pasado y popularizada en el mundo del basketball, llegando a ser líder del calzado deportivo y de la moda juvenil entre los 70’s y 80’s.

Moda retro, producto de culto o zapatillas diseñadas con onda. Como copia, como alternativa o como diseño “Made in Chile”, es innegable que North Star es protagonista de la identidad juvenil local de la segunda mitad del siglo XX. Y hasta ahora, el joven del nuevo milenio puede adquirir unas North Star con su estilo de hace treinta años que le evitarán estar pasado de moda. ¿Extraño, no?

Algunos datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.
Otras referencias: Northstarlatam.com / Wikipedia.org