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miércoles, 5 de noviembre de 2014

Yagán: El automóvil del pueblo chileno

¿Conocen el único modelo automotriz fabricado en Chile? Se trata del Citroën Yagán, nacido entre 1971 y 1972 bajo el gobierno de Salvador Allende y desaparecido solo un par de años más tarde, convirtiéndose en todo un objeto de culto local.

Todo habría comenzado cuando desde La Moneda surgió la idea de contar con un automóvil económico y utilitario para la familia criolla trabajadora, en un escenario de mercado complejo. Entonces, Citroën (marca francesa de renombre que por esos años experimentaba en variados modelos) se alió con la CORFO (Corporación de Fomento de Chile) para la confección de este humilde y pequeño desafío “made in Chile”.

Aunque el infaltable ingenio chileno no tardó en apodarlo de diversas formas y en enchularlo a su pinta, debido a sus toscas características; al menos el 50% de sus piezas eran de origen chileno, lo que haría inapelable su única nacionalidad. Y, para terminar de confirmar su origen, más encima se le denominaría en honor al pueblo indígena sureño de nuestro país.

En una primera tirada, se produjeron en su planta de armado en Arica alrededor de 200 Yagánes en tres colores: naranja, café o verde. Y, en honor a la verdad, se dice que el diseño (o falta de él) que lo hizo reconocible en el rubro tuerca, realmente se debió a que fueron mecánicos sin cursos ni manuales de armado los responsables improvisadores y en terreno de la construcción de estos modelitos. Que además, no lograron uniformidad entre sus ejemplares, por la ya mencionada construcción metalúrgica artesanal con que se elaboraron.

Pese a que para su promoción se le colocaba entre los Jeeps y las Citronetas, y a que en su campaña publicitaria se afirmaba que “no hay nada prohibido para un Yagán”, no más de 400 unidades se vendieron en total en Chile, principalmente por la inseguridad espacial y estética que se compartió rápidamente entre sus potenciales compradores y usuarios. No fue un producto competitivo, porque la familia obrera prefería invertir en modelos probados, como la citada Citroneta (porque los Jeeps eran muy caros).

Así, no fue del todo sorpresiva la decisión de detener su producción en 1973, que derivó en la desaparición de su oferta en el mercado chileno para el año siguiente. Aunque luego la mitología indica que algunos de los últimos Yagánes fueron utilizados y adaptados por los militares después del Golpe de Estado del '73 con fines de patrullaje, experimentación armamentista y de inteligencia.

Sin embargo, lo que hoy podría parecer un cuento chileno más, aun conserva un par de unidades siendo conducidas por Chile que demuestran su veracidad. Quién sabe si pronto se crucen con alguno por las calles de sus barrios.

Fuente principal: Cristian Salazar Naudón, Artículos para el Bicentenario en Memoria Chilena.

viernes, 29 de agosto de 2014

Tiempos de chacarero

¿Supieron sobre el alto sitial de nuestro chacarero en la revista Times? Resulta que esta semana, justo cuando empezamos a festejar que pasamos agosto, prácticamente todos los medios escritos y varios audiovisuales se han tomado el tiempo y el espacio para comentar esta interesante noticia que involucra parte del patrimonio culinario, cocinero o sanguchero de Chile.

 La revista estadounidense Times elaboró un ranking con los mejores 13 sanguches del mundo y el chacarero chileno fue incluido entre ellos, definiéndolo en sus páginas como un “popular bocadillo chileno hecho con carne en rodajas finas y cubierto con tomates, ají verde y porotos verdes”. Codeándolo con ricas y creativas recetas internacionales, pero destacándolo principalmente por su singular mezcla de ingredientes frescos y su buen precio.

 Pero no es mi intención compartir los mismos datos que ya habrán podido encontrarse una y otra vez, a veces casi copiados y pegados, en la prensa por estos días. Sino compartir mi inocente duda luego de recibir esta noticia, acerca del origen del concepto: “chacarero”. ¿Por qué el nombre?, ¿de dónde proviene y qué significa realmente? 

La Real Academia Española define el término “chacarero” como “perteneciente o relativo a una chácara”, también conocida por nosotros como “chacra” (o “granja” si usted prefiere). Bajo esta relación lingüística, podemos inferir que fueron los ingredientes del sanguche los que le dieron su nombre, ya que en las chacras se crían animales y cultivan hortalizas, comúnmente con métodos aun bastante responsables y limpios. Además, suele encontrarse allí también pan casero del día, para el propio consumo y/o su comercialización. Y si hay suerte: elaborado con masa madre y no tanta levadura o aditivo industrial.

Recapitulando, tanto la carne (comúnmente de vacuno, pero incluso en sus variables animales), como los tomates, el ají verde y los porotos verdes pueden ser encontrados en una chacra chilena durante la temporada primavera-verano. Lo que le brinda incluso un peculiar apego a la tierra, por la relación de este sanguche con el trabajo de los productores campesinos y los recursos naturales o elaborados ya típicos del campo criollo.

Todo listo y dispuesto para armar un chacarero en la mismísima chacra chilena, para alimentar, en forma colorida, sana y nutritiva, desde el mismo productor campesino, hasta el huésped o el pasante.

Así que la próxima vez que vaya al campo o entre a su local favorito de sanguches, no se acuerde solamente del grato y bullado ranking extranjero, sino también del origen local y de la temporada idónea para engullirse uno. Mal que mal precisamente es por estas fechas, acercándonos a la primavera y a los festejos dieciocheros, en que todos estos productos pueden combinarse en su mejor momento para alegrarnos el plato y la boca, sin necesidad siquiera de agregarle mayonesa u otros aderezos, según su receta original.

domingo, 30 de marzo de 2014

El post 100: memorias, diagnósticos y proyecciones de Chile


¿Qué conclusiones parciales se pueden descolgar de este blog luego de 100 entradas? Parece lógico a estas altura que el reconocer y vincular a una comunidad específica con imágenes representativas, originadas desde sus propias identidades compartidas y ojalá como parte de un proyecto futuro común, es previo a salir a ofrecer cualquier referente rotundo al resto del planeta.

Para el caso de Chile y este “problema”, tan en boga, de su marca país, sus marcas locales, de su identidad o sus identidades, desde la perspectiva comunicacional y del branding, es importante destacar que no necesariamente nos enfrentamos a la ausencia de iniciativas en el área. Menos aun a una ausencia en cuanto a elementos, material o herramientas útiles relativas a este tema, que nos permitan, a partir de ellas, por ejemplo: construir y proponer productos (o proyectos) de branding con determinados objetivos de reconocimiento y representación para las comunidades que conforman el corazón mismo de la cultura de cualquier cuerpo, organismo o empresa local. Como hemos podido confirmar en los diversos casos, temas y posteos que hemos compartido aquí.

Existen los relatos, los símbolos, las correlaciones, los referentes, los lenguajes y códigos propios, entre otros elementos a considerar, de cada realidad local en particular. Y probablemente también algunos de estos últimos, compartidos de manera transversal.

El desafío está en el estudio de la real valoración de las identidades locales y de las posibilidades de la comunicación y mayoritariamente del branding, en su diseño y aprovechamiento estratégico: social, cultural y mediático, entre otros, para el caso de Chile hoy.

La comunicación es clave en la conformación y sostén del reconocimiento y la recordación de productos territoriales y socioculturales. Países, regiones y realidades locales, son todos potenciales productos comunicacionales cuyo núcleo debiera estar comúnmente en el desarrollo de marcas, primeramente, para su identificación y difusión. Solo así podremos acercarnos a un mayor reconocimiento y valoración por parte de los públicos frente a Chile como unidad de identidad socio-cultural, turística, económica o el área que se quiera trabajar; como médula en constante cambio y evaluación, pero gestionable, comunicable e interpretable por comunidades y entidades internas y externas a Chile. La imagen y marca de Chile parecieran deber construirse discursivamente con recursos capaces de ser reconocidos como propios y compartidos por el resto, pero por sobre todo posibles de asumir, primero, por los propios chilenos.

Y espero, sinceramente, que las diferentes entradas y los comentarios alrededor de este humilde blog, sean un aporte para quienes se interesen por este bello camino. Gracias por visitar este rincón digital y por participar de esta enriquecedora discusión criolla.

jueves, 31 de octubre de 2013

La magia del sur

¿Saben qué significa COLUN? La Cooperativa Agrícola y Lechera de La Unión (Ltda.), nacida un 24 de junio de 1949 en este sureña localidad criolla, es la empresa más grande de la Región de Los Ríos, y se caracteriza por garantizarle a sus consumidores productos lácteos de buena calidad, provenientes directamente de sus productores locales.

Son cerca de 800 los cooperados que hoy en día pertenecen a la familia COLUN. Quienes, sin importar su tamaño, número de acciones o cantidad de leche entregada, participan equitativamente en las decisiones administrativas y de construcción de esta marca para Chile y el mundo. Consolidándola como el segundo exportador de lácteos del país.

Pero, más allá de sus definiciones y promesas “en el papel”, con valores como: austeridad, prudencia, trabajo en equipo, ayuda mutua, integridad y compromiso; COLUN ha demostrado su contundencia certificándose en calidad e inocuidad de productos, gestión ambiental, y gestión de higiene y seguridad del personal, entre otros.

Actualmente, la marca ha sabido transmitir estos pilares en su última campaña comunicacional, con un grupo de videos testimoniales de productores de leche de la cooperativa que levantan un mismo mensaje. “Somos COLUN: Pura buena leche”, donde personajes de diversas realidades sociales comparten el valor del trabajo y la familia, y del cuidado y el respecto animal en paisajes puros y privilegiados del sur de Chile. Aquí, todas las generaciones de cooperados disfrutan, entregan y se alegran con sus experiencias junto al tesoro compartido: las vacas de Los Lagos y Los Ríos.

Y es que esta organización no se ha enfocado netamente en la producción lechera, sino que ha apoyado el progreso regional, convirtiéndose incluso en una enorme fuente de trabajo nacional. Además, esta cooperativa ofrece servicios comunitarios a pequeños y grandes productores. Proporciona programas de asistencia técnica agronómica, asistencia veterinaria y el servicio de inseminación artificial, así como programas de mejoramiento en la calidad de leche por medio del sistema de inspección de lecherías y salas de ordeña, y por la instalación creciente de estanques enfriadores en los predios.

Resulta envidiable que este interesante modelo, que hoy se ve representado en cuatro marcas vinculadas (COLUN, COLUN Light; COLUN Vilib y Fundo Los Alerces), con tantos y diversos productos (leches, yoghurts, shots, postres, cremas, quesos, manjares, mantequillas y néctares), esté acercando a miles de hogares, dentro y fuera de Chile, a estos paisajes, estas realidades, estas familias, estos trabajos, estos productos, a toda la magia del sur.

Enlace: Colun.cl

domingo, 29 de julio de 2012

Punto limpio para una cultura desechable


¿Acumulando ropa o electrodomésticos que no se volverán a usar sin saber cómo desecharlos? Pasa y pasa el tiempo y no es fácil para muchos desapegarse de ciertos productos averiados o juntando polvo en algún rincón de la casa. Quietos, en roperos, patios o bodegas.

Como dicen abuelos y padres: “antes las cosas eran mejores y duraban mucho más”. Por ejemplo, la ropa se heredaba generación tras generación (entre padre-hijo o hermano-hermano) y los electrodomésticos, tales como televisores, refrigeradores y jugueras convivían sin dificultad hasta con tres o cuatro generaciones familiares. Cómo no va a ser difícil convencer entonces a nuestros antecesores que los zapatos ya no duran veinte años, así como tampoco la ropa de cama. Que hay que “actualizar” el computador o cambiar el teléfono celular cada cierto tiempo. También el microondas, el equipo de música e incluso el auto, por averías sin fácil solución.

Estamos de acuerdo que esta es una época poco alentadora desde este punto de vista. No solo exige estar haciendo gastos en productos, enseres y aparatos nuevos mucho más seguido, sino que además demuestra que la fabricación es más despreocupada (o directamente calculada para la pronta mortalidad), que el sistema industrial avanza extremadamente rápido y es más conveniente comprar nuevo que reparar.

Frente a esto, cuando superamos la rabia que nos da tener que seguir este juego de la basura querámoslo o no, no es sencillo deshacerse de nuestras “cosas viejas” (concepto bien discutible hoy en día). No es cosa de llegar y tirar botellas, pilas, escombros y chatarra en nuestro país. Si bien hay algunos puntos limpios para materiales específicos en algunos recintos comunitarios, centros comerciales y supermercados; se hacen escasos para la cantidad de basura que generamos. Por eso es alentador encontrarse con algunas de estas iniciativas instauradas contundentes, como el Punto Limpio de Vitacura.

Allí podemos dejar separadamente: papeles y cartones, latas de aluminio, botellas plásticas, tetra packs, vidrios, escombros, ramas, metales y chatarra, telas y ropa, electrodomésticos y accesorios computacionales o monitores y televisores. Y aun mejor es que no solo se reciclan sino que, además, con cada tipo de deshechos reciclados se colabora en distintas entidades de beneficencia. Fundación San José, Coaniquem, Cenfa, Aldeas Infantiles SOS, Hogares Beneficios, Fundación Miguel Kast y María Ayuda, respectivamente.

Es hora de asumir que vivimos en una cultura cada vez más desechable. Pero que existen alternativas, incluso en Chile, para no rendirse del todo y, al menos, hacer algo útil con aquello que ya no usamos. Así, ayudamos al medio ambiente, a instituciones de beneficencia y, no menos importante, al orden y aseo del hogar, en medio de este ataque de hiper-modernidad cortoplacista. Tremenda oportunidad, mientras trabajamos hacia el problema de fondo.

Referencia: Punto Limpio Vitacura.

miércoles, 30 de mayo de 2012

Frutas de Chile como estandarte de exportación


¿Imaginan a la fruta local en la bandera chilena? La verdad es que suena algo exótico, pero más allá de decisiones del área de la vexilología, la relación conceptual entre la bandera y la fruta chilena ya se hizo. La estrella solitaria del emblema patrio encabeza ahora la renovada marca sectorial de la industria frutícola chilena para el planeta.

El 8 de febrero de 2012, tuvo lugar el lanzamiento de la marca “Frutas de Chile” (o “Fruits from Chile”) en la feria Fruits Logistica, con el objetivo de alcanzar 200 nuevos negocios con importadores y distribuidores a nivel internacional. Potenciando los atributos de los productos frutícolas chilenos y las virtudes de su país de procedencia (echando mano a la buena imagen país que tiene Chile, como ya hemos comentado anteriormente), para posicionar esta nación como uno de los principales proveedores de fruta del mundo, sin perder la individualidad de cada sector productivo.

Vale recordar o aclarar que Chile actualmente cuenta con un importante cartel de exportador, entre otras materias: de frutas. Ya es el mayor exportador de uvas de mesa, ciruelas y arándanos. El segundo mayor exportador de paltas, el tercero de kiwis y frambuesas, cuarto de duraznos y quinto de manzanas. Pero lo que se pretende con este proyecto es consolidar, a partir de acciones comunicacionales y de marketing, de publicidad y relaciones públicas, las relaciones actuales en este rubro y a la vez expandir aun más sus horizontes.

Los pilares conceptuales/estratégicos de la marca son calidad, origen y temple. Según dicen los actores responsables: por la calidad de sus alimentos inocuos; el origen de diversidad geográfica y clima privilegiado; y el temple de la industria y sus trabajadores. La estrategia de este proyecto se basa en la exportación de fruta chilena (fresca y deshidratada) al resto del mundo a través de una marca núcleo: “Frutas de Chile”, junto a un grupo de submarcas por productos específicos de la industria frutícula (arándanos, guindas, cítricos, paltas hass, kiwis, ciruelas, frutos secos). Estimo que aquí es donde se encuentra la mayor virtud de esta campaña, porque, como ya he señalado en publicaciones anteriores, la diversidad y el carácter (tanto del territorio, sus habitantes y productos) es probablemente el mayor valor a descubrir y exponer a las audiencias.

Su desarrollo ha sido comandado por sectores público y privado, con Asoex y ProChile como entidades administradoras, respectivamente. Cuenta con una inversión de US $ 1 millón, proyectando una gestión inicial de 8 años.

El ideal es lograr un óptimo reconocimiento y diálogo con aliados actuales, como EEUU, Europa y parte de Asia, así también como nuevos, entre los que se visualizan: Rusia, Ucrania, Polonia, Turquía, Europa del Este y Mediterráneo. Pero nunca está de más mencionar que los públicos internos deberían ser considerados, aunque se trate de un proyecto de vitrina al extranjero, para que por lo menos conozcan este tipo de iniciativas, quizás promocionen boca a boca las buenas ofertas del país y (por qué no) aprovechen personalmente los buenos frutos de sus tierras. Comparto aquí el link del video promocional.

viernes, 30 de marzo de 2012

De Coca-Cola a Duracell. Retroceder para avanzar



¿Cómo una pila logra quitarle el sitial a la bebida cola más consumida en Chile?
Fue ni más ni menos que la marca Duracell quien luego de quince años le arrebató el primer lugar a Coca-Cola en el BrandAsset Valuator 2011 (BAV 2011), publicado en noviembre del año pasado en la revista Qué Pasa.

Este ranking es la base de datos sobre marcas más grande del mundo. Existe hace dieciocho años, bajo el alero de Young & Rubicam, monitoreando el valor e imagen de marcas a nivel planetario. The Lab Y&R es la unidad de consultoría dedicada a la construcción de marcas, que coordina el BAV regional desde Chile, donde sus estudios ya llevan quince años de historia. Se trata de un modelo multi-categoría, que compara marcas con otras marcas, sin importar su rubro. Midiendo: diferenciación, relevancia, estima y familiaridad.

En el caso de Chile, el 2011 se consideraron 1.272 marcas, locales y globales, pertenecientes a 145 categorías distintas. Esto, a través de 2.005 entrevistas en hogares de cinco ciudades (Santiago, Viña, Valparaíso, Concepción y Talcahuano) a cargo de Adimark GFK, entre los meses de julio y septiembre del año 2011.

Pero no es rara tan buena evaluación popular a “la pila que dura más”, ya clásica y fiel compañera a nivel local, que además siempre se había encontrado sobre el Top 40. Lo peculiar es que derroca a un gigante como Coca-Cola; leal y “propia” de los chilenos (“la roja de todos”) hace un buen rato.

Para Coca Cola, el BAV 2011 arroja una baja perceptual en innovación y dinamismo. En un año bien movido en cuanto a sismos y crisis comerciales (como el caso La Polar), que probablemente empujó a la gente hacia marcas de historia y de almacén, pero también de utilidad más directa y concreta a la hora de volver a enfrentar necesidades primarias o crisis. Duracell resulta fundamental al momento de quedarse sin energía eléctrica, por ejemplo. Cómo no va a levantarse en esta época de incertidumbres, donde quizás la felicidad y el lado Coca-Cola de Chile pase de ser un placebo americano deseable a un universo onírico, lejano y ajeno a nuestro país.

La confianza al reconocimiento y calidad de los valores intangibles de las marcas pareciera poder pasar a segundo plano cuando las sociedades desconfían del escenario, que tal vez de un momento a otro dejó de parecerles natural y se tornó algo frágil. Así, retrocedemos en la búsqueda de marcas, productos y servicios desde lo valórico hacia los beneficios reales que éstos nos entregan. Tanto psicosociales como funcionales. E incluso más. Retroceder hasta lo esencial en cualquier marca: sus atributos reales, palpables y observables.

Quizás, cuando se inestabiliza el entorno social, cultural o político, las áreas proveedoras, gobernantes, de seguridad y comunicación podrían tomar estas señales y energizarse cambiando sus pilas por unas garantizadas, en vez de descansar solo en el consumo de brebajes burbujeantes.

Enlaces: The Lab Y&R

miércoles, 26 de octubre de 2011

Fósforos, copihues y cordillera



¿Cóndor o huemul, cordillera o mar, parra o copihue?
La lucha por elevar el símbolo chileno por excelencia es y ha sido constante en la historia del país. Desde el subgrupo de los recursos naturales y geográficos propios, los ya mencionados son solo una pequeña muestra al respecto. Lo interesante es la enorme presencia que éstos tienen, no solo en emblemas patrios, sino incluso en marcas, productos y publicidad de los más variados tipos.

Podemos apreciar esto en nuestros quehaceres más cotidianos, donde a veces ya ni vemos por el uso de la costumbre. Impresos en productos como cajas de fósforos, presentes en tantos bolsillos, asados, estufas o cocinas a lo largo y ancho del país. Allí, los paisajes, la flora y fauna, los colores y nombres se presentan como protagonistas, absolutamente apoderados de la identidad territorial y el imaginario colectivo nacional.

La Compañía Chilena de Fósforos S.A., más conocida popularmente en la actualidad a través de sus marcas Copihue y Los Andes (Monarca o Guadalupanos en México, y Penley en EE.UU.), sobresale en este ámbito con sus clásicas y renovadas cajas de fósforos, en múltiples formatos. Esta empresa existe desde 1913, siendo la principal en producción y comercialización nacional de los llamados “fósforos de seguridad”.

Evaluando su envergadura, hay que mencionar que esta compañía es propietaria de la plantación más grande de álamos de Sudamérica y una de las más importantes del mundo, con alrededor de 4.000 hectáreas. A nivel local, se puede contar también con sus productos en marcas propias, como Fósforos Líder o Fósforos Ekono, mientras que en el exterior está presente en empresas como Wal Mart o Home Depot, en más de 22 países. Además, esta entidad con prácticas certificadas en el tema medioambiental, exporta, junto a sus conocidas marcas de fósforos, desde los palitos listos para fabricar fósforos (llamados “splints”) hasta palitos de helado, entre una gama de productos.

Tomando un caso en particular, Alberto Fuguet ha comentado que su abuela fue la responsable de la imagen de fósforos Los Andes. Dentro de la anécdota, señala lo siguiente: “Es un diseño simple, básico, que con el tiempo ha ido adquiriendo estatus casi pop. (…) Pocos conocen el nombre de quién la diseñó (muchos deben creer que no se diseñó, que es una foto, que nadie se dio el trabajo de inventar y pintar la cordillera) pero es probable que no exista un chileno que no haya mirado ese cuadro”.

Ya no se trata solo de nombres y gráficas sueltas. Hoy en día podemos hablar de obras insignes e ineludibles, de referentes permanentes, desde sus versiones súper realistas hasta sus actuales simplificaciones visuales. De fragmentos de identidad chilena en cuanto a presencia, reconocimiento y representatividad local se refiere. Encendiéndose en nuestros hogares.

Fuentes: Fosforos.cl / “Las películas de mi vida” (Alberto Fuguet, Alfaguara).

martes, 6 de septiembre de 2011

Le pongo la sal



¿Existe otra marca de sal además de Sal Lobos? Es impresionante como, al hacer memoria, no logro recordar ninguna otra sal que no sea Lobos en casa o en las repisas del supermercado, en cada compra de mercadería. Obviamente no es la única, y en el pasillo correspondiente deben haber varias competencias, pero no es nada de fácil recordarlas.

Conocida inicialmente como Sociedad Punta de Lobos S.A., la historia de esta empresa data de 1905, explotando depósitos de cloruro de sodio en el Salar de Tarapacá, Primera Región de Chile, cuya superficie podría responder la demanda mundial por alrededor de cinco mil años.

Lobos logra un puesto de privilegio en el imaginario colectivo chileno hogareño, y una importante proyección internacional, debido a su historia y, además, a su calidad, diseño, tecnología e innovación. La sal se utiliza prácticamente en todas las comidas, y esta marca fue pionera en su área, cambiando su forma de consumo y la manera en que nos relacionamos con sus productos.

Primero se diseñó un nuevo envase, concepto a cargo de Waker Diseño y Asociados, en varios formatos. La idea primigenia fue crear un salero cómodo, práctico, moderno y elegante. A la larga, permitió comprar, transportar, utilizar e incluso poner en la mesa, y sin vergüenza, el producto tal cual lo encontramos en el comercio, sin tener que estar trasvasijando de un lado a otro, llenando saleros, poniéndole arroz para conservarlo, etc. Se suman desde entonces varios tamaños y formatos de mesa especializados. Bolsas, saleros, potes, la parrillera. Pero no solo se quedó en un tema de envases, junto a ello se ha ido posicionando en el terreno de la salud y la cocina gourmet, con sus variedades Sal Light; con un 50% de sodio, y su reciente Línea Premium; gruesa, fina de mar, al merkén, a la cebolla, especial para carne y al ajo, cuyo rostro publicitario es el cocinero Christofer Carpentier. Además de Biosal; una sub-marca con vida paralela, emergida de Lobos.

Con esta capacidad de mantención y adaptación, Lobos ha conseguido una importante diferenciación y una enorme familiaridad. Probablemente atraviesa al público medio-masivo, que al igual que uno, toma estos productos sin siquiera mirar las opciones (ni por formatos, variedades o precios), y cada vez más, toca a un público más particular, de “aventureros”, personas preocupadas de su bienestar, del de sus cercanos y, por supuesto, de inflar el pecho cuando les aplauden el resultado de una rica receta en la mesa (sal incluida).

El chileno en promedio consume cerca de 15 gramos de sal diariamente, tres veces lo recomendable, según la OMS (Organización Mundial de Salud). Incluso hay planes de Gobierno referidos a esta problemática, totalmente respaldados por estadísticas inquietantes, que comprendo y comparto desde el punto de vista del bienestar físico de chilenos y extranjeros en relación a la sal. Pero, debido a la trascendencia histórica y la particularidad identitaria y de imagen de esta marca, no queda más que llevarle la contra a aquel recordado comercial de televisión diciendo: “Le pongo la sal”, y seguramente “Lobos”.

Enlace de interés: Ssl.cl

viernes, 10 de diciembre de 2010

Copec off-line: Primera en servicio



¿Es trascendental hoy en día utilizar los medios de comunicación social?
Con más de 70 años de historia y cifras de 62% y 40% de participación de mercado en combustibles y lubricantes respectivamente, Copec parece demostrar que éste no es un tema, necesariamente, primordial en su caso.

Actualmente, existen más de 620 estaciones de servicio de Arica a Punta Arenas y es en los mismos locales donde se vive la marca en plenitud, haciéndose reconocible, recordable y preferible. Copec no es una simple bencinera. La amplitud de sus ofertas y la calidad de sus soluciones, junto a tecnología superior y el compromiso demostrado a través de la vocación de servicio y el involucramiento de sus empleados con los usuarios, logran que estos últimos vivan una buena experiencia con Copec y no requieran, hasta ahora, de una presencia exagerada en los medios de comunicación social.

Copec tiene su página web sencillamente bien resuelta. Todo lo que se necesita saber respecto a sus productos y servicios, además de conexiones con sus marcas asociadas; los sitios de éstos, y otros temas de interés están al alcance de los cibernautas, y no ha buscado mayor presencia que esa. No tiene un Facebook ni un Twitter oficial, por ejemplo, pero es la gente, de forma espontánea y voluntaria la que ha creado decenas de sitios en las redes sociales.

Sus apariciones en internet, de todos modos, son numerosas esencialmente gracias a marcas o entidades asociadas con Copec, que tienen presencia digital propia y fuerte. Ejemplos hay varios, como el caso de Francisco “Chaleco” López con su sitio personal, donde aparece la marca ligada al deportista, o el sitio web, el Flickr y otros enlaces relativos a la Copa Copec, que concentra a equipos de futbol escolar con una fuerte alianza de la marca, o todos los videos que aparecen en Youtube de las campañas publicitarias de Copec, con un montón de reproducciones a su haber, además de otros tantos videos de aficionados.

Copec se promociona sola. Tiene presencia y comunicación directa con sus usuarios por medio de sus canales oficiales, pero la relación más importante es la que brindan sus trabajadores en sus locales, y la calidad de sus servicios. Esto la ha mantenido como primera en su categoría, aunque no haya privilegiado estrategias en comunicación on-line. En esta industria, la de las estaciones de servicio, el mundo on-line no parece ser trascendental.

No es menor que sin entrar en la vorágine masiva de los medios de comunicación social y el inacabable abanico de posibilidades en internet, en el último ranking de marcas: Brand Valuator de Young & Rubicam, año 2010, Copec está posicionada en el puesto 74, manteniéndose primera en su categoría, y para seguir siendo primera en servicio.

Datos obtenidos de: Copec.cl y otros rincones de la red de redes.

domingo, 7 de noviembre de 2010

La experiencia Casa&Ideas



¿Qué sienten al entrar a Casa&Ideas? En el ambiente complejo en que se desenvuelven los consumidores hoy, la experiencia es el aspecto más memorable de cada cosa que consumimos. Esta experiencia de consumo es muy importante hoy en la gestión de las marcas y vemos cómo una local, de uno u otro modo, pareciera destacarse en este sentido.

Casa&Ideas nace en 1993 como una marca chilena dedicada a la venta de productos de diseño para el hogar. Desarrolla productos con diseño propio que buscan, según la propia declaración de la compañía en su página web: integrar estética, funcionalidad y bienestar. En este sentido, podemos definir a sus competidores como Haus, Mica o departamentos dedicados a esta categoría pertenecientes a otras marcas, como Homecenter. La empresa se describe como líder en Latinoamérica en productos de diseño novedoso, creativo y cálido que entregan alegría y bienestar a las personas y sus hogares, siendo su gran objetivo la democratización del diseño mediante productos únicos y precios accesibles.

Las tiendas de Casa&Ideas son más que el rostro de la marca, pues en ellas es donde ocurre el consumo total de su oferta. Para los consumidores los locales son el corazón de la marca; es en ellos donde se busca conseguir que los consumidores tengan una experiencia agradable, novedosa y sorprendente. Son los mismos locales los que deben generar la invitación y tentación hacia su público objetivo a través de la reformulación o redescubrimiento de sus propios hogares, con los productos de temporada que allí se ofrecen. Por ello, Casa&ideas presenta en sus tiendas y productos distintas características dirigidas a la percepción sensorial de sus consumidores, ya sea de manera consciente o inconsciente por parte de la empresa, éstos representan la relación de las personas con la marca. La visualidad del entorno, la posibilidad de tocar de sus productos, el aroma de sus velas y otras ofertas, y la música ambiental, dejan fuera solo al sentido del gusto dentro del mundo de la experiencia Casa&Ideas.

Nos enfrentamos de este modo a una marca con fuertes cargas emotivas, que busca invitar y acoger a los consumidores, lográndolo en gran medida, como queda demostrado en que siguen naciendo nuevos locales y que la expansión incluso hacia el extranjero va en ascenso, donde se suman a los locales en Perú, la presencia en Colombia y la pronta apertura del primer local en Estados Unidos (con nuevo formato y rediseño de su marca) y México, además de franquicias en Bolivia.

Sin olvidar que es escasa la presencia en medios de comunicación y a pesar de ello Casa&Ideas persiste y tiene un alto posicionamiento en la sociedad local, el camino al éxito para esta marca ya está pavimentado, solo resta una mayor concientización, aprovechamiento y proyección desde el ámbito sensorial y todos los componentes de la marca, para afianzar y conseguir más y más fieles consumidores, cosa que al parecer se está a punto de fortalecer con el refresco de la marca y el nuevo formato internacionalizable, actualmente probándose en el local de Quilín y pronto a estar en funcionamiento en Miami.

Fuente y información: Casaideas.com

domingo, 17 de octubre de 2010

Simplemente: Das Gute Bier!



¿Una Kunstmann bien helada?
Por estos días en que al fin pareciera estar llegando el verano, una cerveza siempre es bienvenida, mejor aun si es de confección local y de buen sabor como esta marca que personalmente me gusta de sobremanera, y es por ello que le dedico algunas líneas.

Kunstmann se ofrece como una cerveza premium nacida de una microcervecería de carácter familiar con tradición alemana, ubicada en la ciudad de Valdivia. Justamente en la tradición, desde 1851 en la zona con la fábrica Adwanter, y en su calidad, premiada ya desde 1869, está lo que la hace una cervecería distinguida dentro de la amplia oferta del área en nuestro país, desde el año 1990 cuando Armin Kunstmann decide recuperar esta historia de la cerveza en la zona, luego del tropiezo ocurrido por la destrucción de las instalaciones de Andwanter para el Terremoto de 1960.

Cuando en el año 2002 se supo la noticia de que Cervecería Valdivia S.A. se asociaba con CCU, creo que varios sentimos el temor de que se tratara de una drástica estrategia para eliminar a Kunstmann como competencia del producto nacional: Cristal y Austral, o de sus marcas asociadas internacionales: Paulaner, Heineken o Budweiser. Por suerte, esta participación, correspondiente a un 50% de la marca valdiviana, significó muy por el contrario un empujón, levantando el nombre de Kunstmann a nivel local como cerveza de producción artesanal con su personalidad familiar y alemana, aprovechando los canales de distribución que brinda CCU, tal como menciona Armin Kunstmann, presidente ejecutivo de la compañía, en su página web.

Vale mencionar, además, que desde el mismo año de la sociedad con CCU, Kunstmann lleva a cabo la Bierfest cada año, muy a la usanza alemana, en La Cervecería, local ubicado entre Valdivia y Niebla, donde todo el año (y no es cuento, realmente abren todos y cada uno de los días del año sin excepción) se puede probar su gran variedad de ofertas en cerveza, acompañando un sándwich, un plato o algún picadillo, también al estilo chileno-alemán, tan típico de nuestro sur. Absolutamente recomendable para visitar y probar cervezas desde sus variedades clásicas, hasta algunas sin filtrar o incluso producida en base a trigo. Y si se quiere comprar cerveza para llevar, o poleras, llaveros, sombreros y otros productos de merchandising, tienen una tiendita allí mismo.

Corriendo el riesgo de sonar a promotor financiado por la marca para promocionar por la red de redes a través de este espacio personal, invito a todos los amantes del brebaje en base a cebada a probar las variedades que Kunstmann nos ofrece. Creo que el precio vale la calidad de sus productos, apoyando además la producción sureña nacional y mejor si pueden visitar La Cervecería, que como local ofrece un muy buen servicio y una buena experiencia de marca.

Por estos días es la Fiesta de la Cerveza y el Festival de Cine en Valdivia. Mis saludos y envidias a los amigos que deben estar en estos mismos momentos con una cerveza en la mano luego de una buena película chilena. ¡¡¡Salud!!!

Enlaces: www.cerveza-kunstmann.cl / www.lacerveceria.cl

martes, 20 de octubre de 2009

¿Super escáner a los chilenos?



¿Cómo llegó un supermercado chileno a la pantalla grande?
Todo comenzó con un concurso realizado por la productora Coquimbo Films. El objetivo era encontrar entre la mayor cantidad de posibilidades la propuesta más seductora, original y económica de llevar a cabo. Así se juntaron 150 guiones de 5 países distintos y se terminó por elegir y corregir la obra que se haría realidad.

Para el desarrollo del concurso y el proceso de selección, la productora, en conjunto con Duoc UC, contó con la participación de los guionistas Coca Gómez, Julio Rojas y Ricardo Altman, además del jurado, que incluía a Andrés Wood, Diego Izquierdo y Néstor Cantillana.

La filmación duró cuatro semanas entre abril y mayo de este año en un supermercado Lider de la Dehesa, en Santiago, y se hizo con 42 actores y 30 técnicos. Y creo que ahí reside su mayor logro, pues lejos de ser la “comedia coral”, como se le llamó previo a su estreno, se acerca más a un “veloz desfile de figuras”.

Es impresionante la cantidad de actores que “por amor al arte” se sumaron al proyecto incitados por el animoso productor Pablo Díaz, el actor del “millón de amigos”. Aunque hubo varios que sin explicación se restaron de la cinta antes del rodaje como Francisco Melo, María Izquierdo y Felipe Braun, la cantidad de rostros no deja de ser un hito en el cine chileno. Entre otros, aparecen Benjamín Vicuña, Jorge Zabaleta, Catalina Guerra, Alejandro Trejo, Carola Varleta, Luciano Cruz Coke, Julio Yung, Mariana Loyola, Boris Quercia y Fernando Godoy, además del bullado debut de Pampita, que con suerte aparece tres minutos en total.

También se comentó largamente sobre el trasfondo del film, que si bien saltaba de una historia a otra, sin protagonistas claros ni más de un par de minutos para cada personaje y anécdota, supuestamente lograba un buen escáner a la sociedad chilena actual, centrándose específicamente en temas como consumo, exitismo, medios masivos y personalidades tipo. Pero el número de artistas reconocibles le gana en trascendencia al contenido, que esboza claramente solo algunas de las situaciones, pero se siente desgranada y demasiado antojadiza, con varios diálogos inentendibles y otros solamente chistosos, pues hubo varias risas a lo largo de los 90 minutos, pero no representativos ni suficientes para levantar la obra.

Se podría suponer que el verdadero protagonista es el supermercado como organismo, como lugar de encuentro y tránsito de nuestros compatriotas, pero fuera del placement inagotable de marcas y productos (casi todos reales) detrás los actores en cada toma de la película, en general es poco lo que aporta el entorno frente a lo que podría ser casi el mismo montaje de situaciones y personajes en un mall, un cine o hasta un pub.

Finalmente, luego de esperar aquella escena clímax, aquel elemento cohesionador o ese final despampanante y sorpresivo, todo queda en el aire. Uno sale del cine preguntándose “¿acabo de ver una película, o no?” Había recibido comentarios al respecto de que Super era como un gran sketch televisivo humorístico llevado a la pantalla grande, y concuerdo totalmente. El esfuerzo productivo, la edición y la intención del proyecto es loable, aunque muchos elementos le quedan a uno rondando. Por ello, en definitiva, podría resumirse como un grupo “aleatorio” de “chilenos” que “casualmente” se cruzan en un supermercado y son filmados.

Referencias e imágenes: Superlapelicula.cl

lunes, 14 de septiembre de 2009

Packaging; Imagen de exportación chilena



¿Vale la pena dejar de ahorrar en el diseño de empaque de productos para la exportación?
Chile hace algún tiempo es una creciente potencia agroalimentaria de exportación. La evolución en el área del packaging es cada vez mayor y más detallada, existen varias empresas dedicadas a este negocio que invierten constantemente, llevándola a crecer en dos dígitos en los últimos cinco años.

Atrás quedaron los días en que nuestras exportaciones de fruta eran hechos en toscos cajones de madera. Actualmente el objetivo es adaptar los envases de transporte para que los productos lleguen directamente a los consumidores, evitándole trabajo a los compradores extranjeros y brindándole al consumidor final datos relevantes sobre el origen de elaboración e información respecto al medio ambiente e inocuidad de los productos.

El negocio del packaging en nuestro país supera los US$ 2.200 millones anuales. Este tipo de diseño ha dejado de estar centrado en la creación de soportes resistentes, pasando a preocuparse de la imagen que viste a nuestros productos de exportación; su limpieza y utilidad visual y también biológica. Claro ejemplo de ello es el caso de los berries exportados por VitalBerry. “En 1993 se exportaban berries en pocillos de cartón tapados con papel celofán y amarrados con un elástico. Hoy van en pocillos individuales de plástico que se degrada más rápidamente, de 310 gramos", según explica su gerente comercial, Felipe Juillerat.

La gracia detrás de esta evolución en el diseño de empaques de los productos de exportación chilenos tiene que ver con un cambio en la filosofía detrás de los envases y sus etiquetas. Desde el concepto de fondo hasta las exigencias específicas de los mercados meta son minuciosamente estudiados para el desarrollo de modificaciones o creaciones de nuevos packagings. Se busca reflejar el compromiso ambiental y la practicidad en los empaques de los productos, lo que ha significado importantes inversiones, pero que definitivamente se han recuperado con las alzas en ventas y fidelidad de productos nacionales en el exterior. Se ha logrado convencer y seducir a los compradores de las ventajas y virtudes de distintos productos, como algunos vinos, pescados y frutas, mediante el diseño adecuado de packaging capaz de vender, contener, transportar, proteger, cuidar y comunicar.

Ya se está trabajando en envases inteligentes, como salidos de una película de ciencia ficción, que cambien de color según el estado en que se encuentran los alimentos que contienen o que modifiquen y mantengan atmósferas ideales dentro de los envases de distintos tipos de productos.

Sin necesariamente tener impresa la bandera chilena en cada envase, se consolida también nuestra imagen país. Ya no basta con tener diseños bonitos, ahora es fundamental que sean efectivos, prácticos y llamativos. El producto y su packaging son igualmente importantes a la hora de la decisión de los consumidores en las góndolas de los supermercados. Debemos diseñar y vender bien la imagen y personalidad de nuestros productos, y de paso de nuestro país.

Datos obtenidos en: Natalie Traverso V., “Nuevas tendencias en packaging. Envases, la imagen sí importa” y “La nueva era del packaging”, Diario.elmercurio.com, lunes 7 de Septiembre, 2009.

martes, 4 de agosto de 2009

El polémico patrimonio cultural de La Vega Central



¿Qué ocurrió con la modernización de La Vega Central? Existe un proyecto con fondos privados por cerca de diez millones de dólares para la remodelación de La Vega Central, que debiera estar listo desde el año 2003, pero aún no lo está. Este proyecto contaba con dos pisos de estacionamientos subterráneos capaces de albergar 2.000 automóviles, un patio de comidas y la refacción de toda la estructura arquitectónica, cumpliendo con altos estándares de sanidad, sin perder la identidad histórica de más de 100 años del recinto.

Este proyecto buscaba, en resumen, mejorar la situación de deterioro y congestión evaluado por el municipio a principios del nuevo milenio. Muchos podrán preguntarse entonces “¿qué pasó?”.

Un gran grupo de personas, principalmente del medio artístico, respaldando a locatarios del lugar, se han negado públicamente a la idea de que este centro de comercio popular, escenario de enorme identidad-cultural e historia nacional, se convierta en algo totalmente distinto y además obligue a los actuales comerciantes a gastar importantes sumas en arriendos y otros trámites. Poco les ha importado que los responsables del proyecto aseguren que se tendrá especial cuidado en no perder la fachada y la estructura clásica del recinto, pues el factor de los fondos de gigantescas empresas privadas y parte de la reestructuración misma les huele más a convertir a La Vega en un mall que a una simple remodelación.

Antiguamente el comercio del sector funcionaba con carretas estacionadas, donde se ofrecían los productos. Con la construcción del Puente Cal y Canto llegó un gran número de feriantes y vendedores haciendo mayor el flujo de personas, y dando pie a la aparición de variados centros de consumo y diversión como chinganas, bares, garitos, burdeles, entre otros espacios de socialización popular. Lo que obligó al levantamiento de la estructura actual.

Hoy La Vega Central es el mayor mercado del Santiago popular. En él podemos encontrar principalmente productos de campo que proveen desde restaurantes de renombre hasta familias de escasos recursos de nuestra capital.

Los camiones llegan cuando todavía es de noche y la descarga de productos dura hasta el amanecer. Luego la mercadería se remata al por mayor entre los locatarios, quienes venderán en sus puestos al público final, o como ellos los llaman cariñosamente: “caseros”.

El lugar acoge un amplio tipo de personajes, desde gente de trabajo, hasta desempleados, vagabundos y alcohólicos. Entre sus mayores beneficios están la economía de consumo que significan para sus compradores, además de su excelente ubicación.

Veremos si el polémico proyecto logra llegar a concretarse superando las protestas y declaraciones de los locatarios y la gente del mundo cultural, que ve en este lugar una fuente de inspiración histórica. Si fuese cierto que no se perderá la esencia de La Vega, con esa atención personalizada tan única, esos convenientes precios y ese paisaje popular, no le vendría mal una manito de gato, ya que las calles están bastante a mal traer y podría mejorarse el tema higiene y organización. Pero la desconfianza de los detractores también es entendible. No perdamos más espacios identitarios, cuidémoslos y arreglémoslos.

Fotografía original: Anabella Grunfeld
Referencias: Diario.elmercurio.cl / Chile.com / Memoriachilena.cl

viernes, 31 de julio de 2009

Chile Marca Chancho



¿La “Marca Chancho” es digna representante de nuestra cultura?
“Marca Chancho” se utiliza hoy por hoy para designar productos de mala calidad, de marca o procedencia desconocidas. Si bien puede oírse también referida a productos piratas, el concepto en su génesis no tenía que ver con eso. Los artículos etiquetados como “Marca Chancho” no son imitaciones baratas y penosas de otros de calidad, sino productos claramente inferiores y “cochinos”, en relación a los líderes, cuyo valor radica en la falta de pomposidad y el reconocimiento de su bajo costo.

Aparece en Internet que en Bélgica a los productos genéricos y ultra económicos, en vez de diseños procesados y marcas originales, solo se les coloca la imagen de un chancho para diferenciarlos de los montones de artículos en oferta.

La historia en Chile tiene varias versiones en cuanto al origen del concepto “Marca Chancho”, y un par bastante sólidas.

La pista oficial más antigua data de alrededor de 1830, y habla de una cerveza de dueño argentino y fabricación chilena cuya botella era de greda, que habría sido llamada bajo este nombre, según asegura Eugenio Pereira Salas en el libro “Apuntes para la historia de la cocina chilena”. Supuestamente la botella misma habría sido semejante en forma a la de un chancho, aunque podría tratarse también de la relación de la botella con los chanchos de greda tipo Pomaire, la que le pudo otorgar esta popular etiqueta. Se dice que incluso hubo una cerveza en Chile que se llamaba Pig, y podría tratarse de la misma anécdota anterior. Pero, sea como sea, la mala calidad y recepción por parte de los consumidores hicieron de esta mítica cerveza envasada en barro, un producto de muy corta vida.

Otro antecedente es la existencia de unos cigarrillos nacionales de nombre “Marca Chancho”. Fabricados cerca de 1937 por la firma Manufacturas de Tabaco Carrera y Cia., en Valparaíso, estos cigarrillos fueron creados apuntando a los trabajadores de las salitreras de Norte de nuestro país. Su calidad parece haber sido bajísima, al punto de que en la cajetilla se aprovechaban de esta característica y la utilizaban como broma promocional leyéndose en ella: “Aseguramos que estos cigarrillos valen mucho más de lo que cuestan”. Además, la ilustración en la parte delantera de la cajetilla era de un chancho parado en sus patas traseras, vestido de traje y en una posición evocadora de alcurnia, como reforzando el chiste.

Es peculiar que hasta los iconos de “miseria” marquen símbolos patrios. La “Marca Chancho” es hoy un estandarte típico de la cultura popular chilena. Todos hemos oído o dicho alguna vez el concepto referido a tal o cual producto ofrecido en el comercio. Si hasta fue aprovechado por el grupo nacional funk Chancho en Piedra para nombrar su cuarto disco de estudio, el año 2000, demostrando que el término ha trascendido en el tiempo y las personas.

Siempre es bueno revisar algo más de nuestros antecedentes de cultura popular, de nuestro lenguaje y nuestra formas de consumo. Pues nuestros cuentos, nuestros dichos y nuestros productos reflejan lo que es Chile y parte de nuestra sociedad.

Referencias: Urbatorium.blogspot.com / Etimologías.dechile.net

jueves, 2 de julio de 2009

La fugaz historia de Free



¿Qué pasó con la bebida joven y libre chilena? Hace algún tiempo me encontré en Youtube un comercial de Free, la desaparecida bebida cola criolla. En él había una banda tocando para un público juvenil en una especie de bienvenida a la marca. El clímax de la canción decía “libre como tú”, con una base musical extremadamente parecida a “Demoliendo Hoteles” de Charly García.

Este entusiasta rock latino para la nueva bebida de la “libertad”, que además nacía de la mezcla de las dos grandes marcas extranjeras, me pareció algo bizarro para el periodo socio-político de la época.

Free apareció en el medio local el año 1986. Fue producida por la CCU (Compañía de Cervecerías Unidas) debido a un conflicto contractual con Pepsico al perder la licencia para producirla en Chile. Luego, en 1994, CCU recuperaría Pepsico al comprar BAESA (Buenos Aires Embotelladora S.A.), que se había quedado con la licencia. El mismo año desaparecería Free.

Esta bebida difícilmente pretendía pasar por original. Su marca recordaba enormemente el estilo Coca-Cola con sus colores y letras manuscritas inclinadas, y la formula de su sabor era muy parecida a la de Pepsi, aunque era endulzada con sacarina, un valor agregado importante para diabéticos y dietéticos.

Free estaba en todas partes, pero no consiguió proyectarse hacia el futuro. Sin duda su marca e imagen de identidad quedaron grabadas en el inconciente colectivo de toda una generación. Figuró en afiches, kioscos, paraderos, pubs, restaurantes, discoteques y playas, y auspició eventos de gran envergadura, como los primeros conciertos de Soda Stereo en nuestro país, pero no fue suficiente para establecerse y sobrevivir.

Pese a que Pepsi no estaba en la competencia, Free no tuvo el éxito que se esperaba como bebida alternativa a Coca-Cola. La confianza y el posicionamiento de las botellas en las mesas de las familias chilenas eran propiedad casi exclusiva de Coca-Cola. Pepsi en tanto fue siempre la segunda a bordo y su sabor era y sigue siendo su elemento más diferenciador. Entonces, tuvimos una nueva bebida cola que ofrecía una imitación de la marca líder, el sabor casi calcado de la competencia (desaparecida temporalmente) y la oferta de libertad joven, fresca y light. Las opciones eran dos: que los parecidos pasaran desapercibidos y la beneficiaran llevándola al éxito o que pasara de moda por la existencia de la marca líder y la reincorporación de la alternativa. Y como sabemos, ocurrió la segunda alternativa.

Así fue la fugaz historia de este intento nacional de consagrar una bebida cola. Lo que si, al igual que otros artículos y marcas desaparecidos o devenidos hace un par de décadas, por estos días Free debe enorgullecerse de pertenecer al selecto hall de la fama de los productos de culto.

Imagen original y datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.
Otras referencias: Wikipedia.org

lunes, 22 de junio de 2009

El ritual del supermercado



¿Dependemos hoy en día de los supermercados? La rutina de la familia chilena media de la compra semanal, quincenal o mensual para el hogar, suele hacerse en los supermercados. El factor tiempo, sumado a la disponibilidad de productos y ofertas, y al fácil acceso a estos locales ha generado, en gran parte, esta dependencia. Pero el rito del supermercado tiene históricamente algo más que temas prácticos. Se relaciona a realidades sociales y a estilos de vida.

El primer supermercado inaugurado en Chile (y también en Latinoamérica) fue Almac el año 1957, en Santiago. Si bien esta nueva forma de compra y consumo inició un enorme cambio en nuestra sociedad, por mucho tiempo los almacenes de barrio y los puestos de venta al aire libre, ubicados en algunos lugares claves de la capital, continuaron siendo sitios muy concurridos e importantes centros de sociabilidad.

Se suman luego otros supermercados a lo largo y ancho de Chile y del continente. El rechazo inicial que hubo cuando recién aparecieron este tipo de locales poco personalizados, no tardó en mutar a una ritual vicioso que llevó en la década de los 80’s a personas de clase media emergente incluso a pasearse por los pasillos del supermercado con carros repletos de mercadería, de la cual solo un pequeño porcentaje llegaría a la caja para ser pagado y embolsado. Los supermercados se convertían en lugares de reunión social y en pasarelas de consumo para sus compradores, quienes demostraban con el contenido de sus carros sus más íntimos secretos hogareños y el fiel reflejo sus estilos de vida.

En 1976, se abre el Hipermercado Jumbo, que fue creado más que como “un supermercado más”, pues buscaba ser un centro para el consumo y el ocio de la familia chilena. Se tenía, por primera vez y en un solo lugar, la mayor variedad de marcas y productos disponibles en el mercado del momento, y no específicamente al alcance de cualquier bolsillo.

Para casi cualquier compra en estos días los supermercados son salvadores. Eso es innegable. Si podemos encontrar desde frutas y verduras hasta artículos de librería y en algunos casos: electrodomésticos y ropa. Lo que habría que cuestionarse en estos bullados tiempos de crisis, es si la inversión de tiempo, disponibilidad y acceso es tan conveniente frente a lo desagradable o traumático que se hace muchas veces el evento. Casi todo el mundo tiene la misma disponibilidad horaria para ir de compras; los supermercados se repletan, la variedad es discutible, el servicio no siempre es eficiente, las cajas abiertas se suelen hacer pocas, el estado de muchos productos perecibles es por lo menos descuidada y los precios no son particularmente los más bajos.

Pero hay personas que disfrutan paseándose y pasando el rato entre las góndolas. En varios casos se han instalado cafés y pastelerías dentro de los mismos supermercados. Y no debiera sonarnos tan ajeno, aunque si curioso. Uno mismo, que se autodefine como “práctico”, cuando va a comprar un par de cosas específicas, termina muchas veces viéndose seducido por productos que en primera instancia no pensabas comprar, pero al verlas parecen necesarias y terminan en nuestras bolsas ya que están al alcance.

Almac, Unimarc, Ekono, Jumbo, Líder, Santa Isabel, Montserrat, Deca, Korlaet, Tottus, Puerto Cristo o Marmentini Letelier. Hay algo en los supermercados que los hace ineludibles. Podríamos comprar todo a mejores precios en dos o tres lugares distintos. Pero ya nos acostumbramos a deslizarnos con el carrito como sobre nubes, aunque sea con la clásica rueda en mal estado. Es como un ritual santo, quizás parte de la rutina del progreso.

Algunos datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.

jueves, 18 de junio de 2009

Vida, muerte y renacimiento de ATARI en Chile



¿Cuál fue nuestra primera reacción frente al fabuloso Atari? La verdad, personalmente no recuerdo cómo fue que llegó ese aparato a mi casa ni como me enfrenté a él. Con mi hermana, como niños de una generación que aún podían ser sorprendidos, pero no sin la curiosidad e inteligencia tecnológica, probablemente nos vimos atónitos, pero en poco tiempo lo dominamos y transformamos en parte de nuestra rutina de entretenimiento. Así comenzaron esas eternas esperas cargando los juegos y las posteriores excitantes jornadas con el Montezuma o el Asteroids.

El hábito de quedarse en casa en vez de sociabilizar en exteriores en Chile, se debió en primera instancia al estado de sitio ejecutado por la dictadura militar, y en segunda al acceso a productos nuevos como el televisor, la radiocasetera y los juegos de lógica, estrategia y videojuegos. A esto se sumaba la opción de poder hacer ejercicios sin salir del hogar, con productos del tipo bicicletas estáticas.

Marcas asiáticas desconocidas comenzaron a instalarse en las casas chilenas. Aiwa, Hatachi, Toshiba y Sony, entre otras, se convierten en parte de nuestras familias. De ese modo se daría comienzo a la globalización, a la gran familia global.

Atari, específicamente, es considerada como la pionera mundial en la industria de los videojuegos con el lanzamiento de su juego PONG, en 1972. Hasta los 80’s no tuvo competencia. Recién allí aparecen otras consolas, pero solo a mediados de esta década Atari se debilitó lentamente en su reinado de esta nueva área de entretenimiento. La creación de nuevas versiones de la consola no contaron con la popularidad y las buenas ventas de la original 2600 (o VCS). Toman fuerza otros productos similares e incluso algunas alternativas, como los clásicos juegos arcade o pinball, que todavía se pueden encontrar en algunos lugares funcionando con las antiguas monedas de $100.

Luego, Nintendo desplaza a Atari en Japón y crece de manera impresionante a nivel mundial. En los 90’s, luego de algunos fracasos, Atari se fusiona con la marca JTS Inc., momento en que se sentencia la desaparición del nombre de esta marca del mercado mundial y, por supuesto, del chileno.

Actualmente en nuestro país, jóvenes que ni siquiera conocieron la consola tienen poleras con la marca Atari entre otros símbolos populares de antología como el Che Guevara, Homero Simpson o Don Ramón. Atari en Chile es considerado de culto. Se producen no solo poleras, sino también chapitas y otras aplicaciones gráficas, de formas más o menos artesanales.

Uno que jugó y/o tuvo Atari, le guarda un extraño cariño, pero ve con cierto resentimiento como se ha transformado en moda retro a años de su decadencia y luego de cientos de aparatos similares y evoluciones de los mismos. Ya no existe esa magia inocente de la primera consola que llegó a nuestros hogares a acompañar y enviciar a tantos niños (y otros no tan niños) hace ya dos décadas. Los niños chilenos de estos tiempos se criaron con Internet al alcance, entre joisticks y TV cable. Por ello, aunque suene a “viejo chocho y latero”, vale la pena dedicarle algunas líneas reseñando parte de su historia y de nuestra relación con él, para recordar y compartir sobre la realidad tras la moda.

Referencias: Wikipedia.org
Otros datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.

lunes, 8 de junio de 2009

North Star. Zapatillas retro de culto



¿Cómo llegó North Star a ser una marca de culto juvenil en Chile?
Los jóvenes que hoy en día se compran un par de zapatillas North Star probablemente no sean conscientes de que éstas son una suerte de leyenda urbana local. Si bien ahora se las puede encontrar también en Bolivia, Perú, Colombia y México, parte importante de su historia nace en nuestro país.

Hacia mediados de la década de los 70’s, pese a los problemas económicos del inicio de la dictadura chilena, la enorme oferta y publicidad de productos y marcas extranjeras impulsaron modelos culturales de euforia por todo lo que fuera importado.

Con la masificación de supermercados y la inauguración de los centros comerciales en forma de caracol en Chile, el consumo masivo tomó valor como símbolo de estatus social y de desarrollo personal. Las costumbres de compra y de consumo en general de los chilenos se vieron transformadas y empapadas de modas externas y caminos globalizadores. Las vitrinas y las repisas se plagaban de artículos nuevos de primer nivel, y a precios bastante elevados. De este modo, las diferencias sociales se polarizan según las posibilidades de cada grupo o familia para acceder a los productos mundiales de moda.

Al pasar el tiempo, quien deseaba tener productos diseñados y producidos en el extranjero, pero no podía pagarlos, ve como válido el adquirir artículos que parecieran ser importados. Se popularizan así las marcas alternativas, para no convertirse en un “pasado de moda”.

El boom de estas tendencias importadas llevó a la clase media chilena a buscar las marcas alternativas de las top del momento. Así, el joven consumidor promedio, sin los recursos suficientes para adquirir el par de zapatillas Adidas con franjas de último modelo, tenía la opción brindada por Bata (filial chilena de calzado) con su nueva marca deportiva, North Star. La zapatilla blanca con dos franjas de color, pasaría rápidamente a ser un producto alternativo de excelencia y luego de culto.

Actualmente, North Star en su página web se define como “una marca internacional, innovadora con moda comercial para el mercado juvenil”. Las zapatillas alternativas de la clase media se transformaron en un símbolo de calzado urbano, cuyos diseñadores realzan bajo conceptos de creatividad, evolución, dinamismo y modernidad.

Se crearon como la alternativa accesible de Adidas y se dice que, además, North Star se aprovechó, tanto en su nombre como en el estilo de sus diseños, de la tradicional marca de calzado deportivo All Star de Converse, creada a principios del siglo pasado y popularizada en el mundo del basketball, llegando a ser líder del calzado deportivo y de la moda juvenil entre los 70’s y 80’s.

Moda retro, producto de culto o zapatillas diseñadas con onda. Como copia, como alternativa o como diseño “Made in Chile”, es innegable que North Star es protagonista de la identidad juvenil local de la segunda mitad del siglo XX. Y hasta ahora, el joven del nuevo milenio puede adquirir unas North Star con su estilo de hace treinta años que le evitarán estar pasado de moda. ¿Extraño, no?

Algunos datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.
Otras referencias: Northstarlatam.com / Wikipedia.org