¿Sabían que salió una nueva edición de la Revista Chilena de Diseño? Comparto este breve post para invitarlos a leer la Revista Chilena de Diseño Nº2, a cargo del Departamento de Diseño de la Universidad de Chile. Aparecida hace solo pocas semanas, ya agotada en ventas (en formato análogo, pues puede curiosearse online) y con una mítica probabilidad de segundo tiraje en imprenta, para responder la demanda generada.
La invitación tampoco es tan casual, pues a quien le interese el tema podrá encontrarse con un artículo publicado de quien escribe, hecho en co-autoría con mi estimada Carminda Silvestre (*), que se denomina: "Un discurso para la cohesión social. El proceso semiótico-discursivo en la (re)construcción de marca Chile en el Bicentenario" (link para visitar el artículo en la web de la revista). Además de textos de varios colegas y amigos ligados al diseño y a la Universidad de Chile.
Abstract:
Los periódicos, la televisión o Internet son medios privilegiados al momento de la construcción, mantención o reconfiguración de identidades. No es casual entonces que muchos organismos o entidades se valgan de este tipo de medios como elementos centrales a la hora de construir sus textos multimodales en el desarrollo de su identidad o en la configuración de su imagen. Así, por ejemplo, estamentos gubernamentales levantan campañas multimediales con propósitos de afiliación, reconocimiento y hasta cohesión social dentro del contexto globalizado y mediatizado de este nuevo milenio. El Bicentenario es nuestro objetivo de análisis como núcleo de una campaña cuya finalidad comunicativa es la cohesión social, el reconocimiento de los chilenos y la posibilidad de, desde un discurso patriótico con cimientos históricos y una frescura universalizable, hacer encontrarse a los chilenos entre sí y de transmitirse como marca hacia el exterior a través de distintos recursos semióticos existentes, aprovechando soportes y medios de consumo masivo
actuales para fortalecer una visión de patria con historia, presente y futuro. Por consiguiente, analizaremos los textos multimodales de la campaña, desde una perspectiva del estudio de la marca país, a partir del cuadro teórico de la semiótica social.
(*) Profesora coordinadora de Lingüística Aplicada en la Escuela Superior de Tecnología y Gestión del Instituto Politécnico de Leiria en Portugal y coordinadora del Departamento de Ciencias del Lenguaje en la misma institución
martes, 2 de octubre de 2012
domingo, 23 de septiembre de 2012
Zombis post dieciocheros
¿Han notado algo extraño en el ambiente volviendo de fiestas patrias? Se supone que hubo dos días laborales luego del fin de semana largo por el 18 de septiembre (jueves 20 y viernes 21), pero muy poca gente pudo ser ubicada en sus lugares de trabajo o incluso en sus lugares habituales de residencia. Ya terminando el fin de semana y el ambiente se mantuvo demasiado tranquilo. Poco ruido, poco movimiento, poca gente. Como entrando en una verdadera película de holocausto zombi en versión criolla. Cuya primera escena muestra la ciudad prácticamente vacía, aunque con ciertos rastros de vida cotidiana cortada de golpe hace solo instantes.
Personalmente aproveché de arrancarme de la capital hacia el sur. En busca de descanso, amistades, paisajes, comida, bebida y entretención patriótica (y no tanto). Además del par de kilos extra y de la agradable sensación de haberse desconectado varios días de la rutina, como muchos; aproveché de bailar cueca, comer asados (entre decenas de otras comidas típicas chilenas, extranjeras e inventadas), pasear, jugar Trivia Chilena (y otros juegos de mesa) y hasta disfrutar algunas películas. Entre ellas un par de películas de zombis fueron las que me ayudaron a entender, regresando a Santiago, que el escenario era prácticamente el mismo del de este tipo de películas.
¿No será acaso que luego de tanta jarana dieciochera los chilenos se infectaron con una especie de virus zombi local? Debido al exceso de carne o de alcohol. Los largos viajes (y tacos). El bailoteo o quién sabe qué juegos típicos chilenos. Todas estas cosas que no acostumbramos a realizar durante el resto del año pueden haber provocado perfectamente alguna reacción del tipo zombi.
Personas que incluso se creyeron muertas, pero que como bien define la Real Academia Española: reaparecen atontadas y se comportan como autómatas. Fíjense en los pocos especímenes que andan por las calles, o tras los volantes de sus vehículos, o atendiendo los pocos locales abiertos.
No es mucho lo que se sabe en nuestro país de estos casos. Más allá de algunos cuentos o mitos particulares, es poco lo que se conoce de este tipo de fenómenos más allá del cine, los libros e historietas. Existen grupos de fanáticos, bandas musicales e incluso proyectos ligados a este mundo, como la marcha zombi masiva que se hizo para el Bicentenario o el cómic Zombies en La Moneda, una verdadera joyita según los entendidos. Pero no deja de ser extraño ver que los síntomas se hayan podido extender tan fuertemente tras estas fiestas patrias.
Probablemente el privilegio de haber gozado con cinco jornadas de festejo chileno, que varios transformaron en una semana o incluso más días; dejaron una marca social no menor. Y estaremos viviéndola y observándola al menos por toda la semana que comienza. Repleto de zombis post dieciocheros tratando de volver a sus quehaceres, portadores de un virus poco conocido, quizás de “exceso de chilenidad”. ¿No estaré yo mismo infectado? ¿O ustedes…?
Personalmente aproveché de arrancarme de la capital hacia el sur. En busca de descanso, amistades, paisajes, comida, bebida y entretención patriótica (y no tanto). Además del par de kilos extra y de la agradable sensación de haberse desconectado varios días de la rutina, como muchos; aproveché de bailar cueca, comer asados (entre decenas de otras comidas típicas chilenas, extranjeras e inventadas), pasear, jugar Trivia Chilena (y otros juegos de mesa) y hasta disfrutar algunas películas. Entre ellas un par de películas de zombis fueron las que me ayudaron a entender, regresando a Santiago, que el escenario era prácticamente el mismo del de este tipo de películas.
¿No será acaso que luego de tanta jarana dieciochera los chilenos se infectaron con una especie de virus zombi local? Debido al exceso de carne o de alcohol. Los largos viajes (y tacos). El bailoteo o quién sabe qué juegos típicos chilenos. Todas estas cosas que no acostumbramos a realizar durante el resto del año pueden haber provocado perfectamente alguna reacción del tipo zombi.
Personas que incluso se creyeron muertas, pero que como bien define la Real Academia Española: reaparecen atontadas y se comportan como autómatas. Fíjense en los pocos especímenes que andan por las calles, o tras los volantes de sus vehículos, o atendiendo los pocos locales abiertos.
No es mucho lo que se sabe en nuestro país de estos casos. Más allá de algunos cuentos o mitos particulares, es poco lo que se conoce de este tipo de fenómenos más allá del cine, los libros e historietas. Existen grupos de fanáticos, bandas musicales e incluso proyectos ligados a este mundo, como la marcha zombi masiva que se hizo para el Bicentenario o el cómic Zombies en La Moneda, una verdadera joyita según los entendidos. Pero no deja de ser extraño ver que los síntomas se hayan podido extender tan fuertemente tras estas fiestas patrias.
Probablemente el privilegio de haber gozado con cinco jornadas de festejo chileno, que varios transformaron en una semana o incluso más días; dejaron una marca social no menor. Y estaremos viviéndola y observándola al menos por toda la semana que comienza. Repleto de zombis post dieciocheros tratando de volver a sus quehaceres, portadores de un virus poco conocido, quizás de “exceso de chilenidad”. ¿No estaré yo mismo infectado? ¿O ustedes…?
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lunes, 27 de agosto de 2012
La Banda de los Poetas en gira
¿Cómo cantarían los grandes poetas chilenos? Quizás pueda sonar algo surrealista, pero hoy puede responderse, al menos parcialmente, a través de la propuesta de Andreas Bodenhofer y La Banda de los Poetas. Que musicalizaron la obra de Vicente Huidobro y Nicanor Parra e hicieron cantar a la Mistral y a Neruda.
Fui invitado al concierto de cierre de su gira en el GAM, que incluía un cancionero de regalo y postales para descargar la música online, cuyo costo era un aporte. El proyecto fue financiado por el Conejo Nacional de la Cultura y las Artes, a través de sus Fondos para el Fomento de la Música. Y si bien el sonido de la sala del centro cultural no fue el óptimo, mejoró a lo largo de la presentación, con la gracia de estar súper cerca los músicos.
En cuanto al repertorio: ya se habían podido oír muestras de este proyecto, pues al menos tres de sus canciones aparecieron ya en “Frágiles inmortales”; disco de Andreas Bodenhofer de 1998. Donde Pablo Neruda ya cantaba (cuan bolero) su Poema XV, Gabriela Mistral rapeaba País de la ausencia y se escuchaba la versión de Pobre fantasma de la libertad, de Nicanor Parra. Así como también se editaron parte de los temas compuestos sobre líricas de Vicente Huidobro en 1993, en el disco “Besando el abismo”, del mismo compositor, con la voz de una joven Javiera Parra. Pero ahora, la apuesta y puesta en escena, la visita instrumentada a estos poetas chilenos, en complicidad de una banda con ritmos variados, contagiosos y bailables, como cumbias, rock y jazz; es sin duda el valor del proyecto.
Las voces a cargo de Verónica González y Paula Herrera (Amarantha); ambas actrices con envolvente capacidad interpretativa; además de la participación especial de Arantxa Bodenhofer, cantando la entretenida cumbia Molino de viento (letra de Vicente Huidobro). La percusión en manos y pies de Ricardo Vivanco. El bajo virtuoso de Luis Cheul. Saxos y clarinete en boca de Jaime Atenas y Bastián Bodenhofer (quien también acompaña a ratos con percusiones menores o pasajes en teclados). Y cerrando la banda, su director y compositor: Andreas Bodenhofer, con su cabeza en los teclados.
Un fantástico viaje al pasado inacabable del siglo XX en Chile y su poesía. Proyectado un futuro cultural, armónico, con harto de fusión y creatividad que a ratos se hermanan con estilos tipo Congreso o alguna sonora. Lamentablemente, la respuesta frente a mi pregunta de si habría registro documental del show fue negativa. Me gustaría poder recomendar un disco o video del concierto, pero al parecer la gira por la zona centro de nuestro país (de entrada gratuita en todo Chile menos en el GAM), será un privilegio sólo para quienes asistimos. Aunque algo se puede encontrar del trabajo de esta banda y de su director, Andreas Bodenhofer, en la red de redes.
Links relacionados a Andreas Bodenhofer: Sitio del artista y Portal de su música.
Fui invitado al concierto de cierre de su gira en el GAM, que incluía un cancionero de regalo y postales para descargar la música online, cuyo costo era un aporte. El proyecto fue financiado por el Conejo Nacional de la Cultura y las Artes, a través de sus Fondos para el Fomento de la Música. Y si bien el sonido de la sala del centro cultural no fue el óptimo, mejoró a lo largo de la presentación, con la gracia de estar súper cerca los músicos.
En cuanto al repertorio: ya se habían podido oír muestras de este proyecto, pues al menos tres de sus canciones aparecieron ya en “Frágiles inmortales”; disco de Andreas Bodenhofer de 1998. Donde Pablo Neruda ya cantaba (cuan bolero) su Poema XV, Gabriela Mistral rapeaba País de la ausencia y se escuchaba la versión de Pobre fantasma de la libertad, de Nicanor Parra. Así como también se editaron parte de los temas compuestos sobre líricas de Vicente Huidobro en 1993, en el disco “Besando el abismo”, del mismo compositor, con la voz de una joven Javiera Parra. Pero ahora, la apuesta y puesta en escena, la visita instrumentada a estos poetas chilenos, en complicidad de una banda con ritmos variados, contagiosos y bailables, como cumbias, rock y jazz; es sin duda el valor del proyecto.
Las voces a cargo de Verónica González y Paula Herrera (Amarantha); ambas actrices con envolvente capacidad interpretativa; además de la participación especial de Arantxa Bodenhofer, cantando la entretenida cumbia Molino de viento (letra de Vicente Huidobro). La percusión en manos y pies de Ricardo Vivanco. El bajo virtuoso de Luis Cheul. Saxos y clarinete en boca de Jaime Atenas y Bastián Bodenhofer (quien también acompaña a ratos con percusiones menores o pasajes en teclados). Y cerrando la banda, su director y compositor: Andreas Bodenhofer, con su cabeza en los teclados.
Un fantástico viaje al pasado inacabable del siglo XX en Chile y su poesía. Proyectado un futuro cultural, armónico, con harto de fusión y creatividad que a ratos se hermanan con estilos tipo Congreso o alguna sonora. Lamentablemente, la respuesta frente a mi pregunta de si habría registro documental del show fue negativa. Me gustaría poder recomendar un disco o video del concierto, pero al parecer la gira por la zona centro de nuestro país (de entrada gratuita en todo Chile menos en el GAM), será un privilegio sólo para quienes asistimos. Aunque algo se puede encontrar del trabajo de esta banda y de su director, Andreas Bodenhofer, en la red de redes.
Links relacionados a Andreas Bodenhofer: Sitio del artista y Portal de su música.
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domingo, 29 de julio de 2012
Punto limpio para una cultura desechable
¿Acumulando ropa o electrodomésticos que no se volverán a usar sin saber cómo desecharlos? Pasa y pasa el tiempo y no es fácil para muchos desapegarse de ciertos productos averiados o juntando polvo en algún rincón de la casa. Quietos, en roperos, patios o bodegas.
Como dicen abuelos y padres: “antes las cosas eran mejores y duraban mucho más”. Por ejemplo, la ropa se heredaba generación tras generación (entre padre-hijo o hermano-hermano) y los electrodomésticos, tales como televisores, refrigeradores y jugueras convivían sin dificultad hasta con tres o cuatro generaciones familiares. Cómo no va a ser difícil convencer entonces a nuestros antecesores que los zapatos ya no duran veinte años, así como tampoco la ropa de cama. Que hay que “actualizar” el computador o cambiar el teléfono celular cada cierto tiempo. También el microondas, el equipo de música e incluso el auto, por averías sin fácil solución.
Estamos de acuerdo que esta es una época poco alentadora desde este punto de vista. No solo exige estar haciendo gastos en productos, enseres y aparatos nuevos mucho más seguido, sino que además demuestra que la fabricación es más despreocupada (o directamente calculada para la pronta mortalidad), que el sistema industrial avanza extremadamente rápido y es más conveniente comprar nuevo que reparar.
Frente a esto, cuando superamos la rabia que nos da tener que seguir este juego de la basura querámoslo o no, no es sencillo deshacerse de nuestras “cosas viejas” (concepto bien discutible hoy en día). No es cosa de llegar y tirar botellas, pilas, escombros y chatarra en nuestro país. Si bien hay algunos puntos limpios para materiales específicos en algunos recintos comunitarios, centros comerciales y supermercados; se hacen escasos para la cantidad de basura que generamos. Por eso es alentador encontrarse con algunas de estas iniciativas instauradas contundentes, como el Punto Limpio de Vitacura.
Allí podemos dejar separadamente: papeles y cartones, latas de aluminio, botellas plásticas, tetra packs, vidrios, escombros, ramas, metales y chatarra, telas y ropa, electrodomésticos y accesorios computacionales o monitores y televisores. Y aun mejor es que no solo se reciclan sino que, además, con cada tipo de deshechos reciclados se colabora en distintas entidades de beneficencia. Fundación San José, Coaniquem, Cenfa, Aldeas Infantiles SOS, Hogares Beneficios, Fundación Miguel Kast y María Ayuda, respectivamente.
Es hora de asumir que vivimos en una cultura cada vez más desechable. Pero que existen alternativas, incluso en Chile, para no rendirse del todo y, al menos, hacer algo útil con aquello que ya no usamos. Así, ayudamos al medio ambiente, a instituciones de beneficencia y, no menos importante, al orden y aseo del hogar, en medio de este ataque de hiper-modernidad cortoplacista. Tremenda oportunidad, mientras trabajamos hacia el problema de fondo.
Referencia: Punto Limpio Vitacura.
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sábado, 30 de junio de 2012
Cueca: familiar, sabrosa, gimnástica y democrática
¿Se han dado cuenta que incluso el que baila mal se ve bien en la cueca? Y me permito robarle este pensamiento al bizarro y carismático Paul Paico, maestro de ceremonia (y autodenominado “clown”) del evento gastronómico y musical criollo, que tuvo lugar hoy sábado por la tarde en pleno centro de Santiago.
La invitación era a una “fiesta familiar” a hora de almuerzo, comenzando el fin de semana largo en el Club Social de los Antiguos Deportistas Juan Ramsay, cuyo nombre hace honor al padre del fútbol santiaguino e importante gestor del deporte local y nacional chileno. Todo esto con el objetivo de reunir fondos para la producción del tercer disco de estudio de La Gallera, quienes junto a sus amigos de Los Piolas del Lote y El Parcito, amenizaron la jornada.
Pasadita la hora de inicio señalada en los avisos, frente a la conducción del mencionado Paul Paico, ya habían más de diez mesas aprovechando la promoción que incluía almuerzo además del derecho a mesa, música en vivo y zapateo. Número de asistentes que fácilmente llegó a duplicarse con el pasar de las horas, contemplando gente de todas las edades.
El local: familiar y acogedor. Repleto de historia deportiva e hitos nacionales que pueblan sus muros. Como la valla de salto ecuestre que marca un record imbatible en esa disciplina, copas y premios en vitrinas, pósters e imágenes de algunos héroes. Guirnaldas y señalética hechas a mano, al puro estilo de las sedes comunitarias o quintas nacionales. Y varios miembros del Club, hombres y mujeres de basta experiencia, que pasaban de ida y vuelta hacia el gimnasio del fondo del terreno.
La comida: muy sabrosa y bien local. Un buen trozo de carne a la cacerola o pollo, con puré o arroz, todo recién hechito. Paneras para compartir en cada mesa, más pebre del típico pastoso y engañoso para untar. Y una cañita de vino por persona. También ofrecían otros comistrajos como empanaditas fritas de queso, frescas y bien rellenas, y bebestibles varios, como cerveza, borgoña, terremoto, jugos y bebidas de fantasía.
La música: gimnástica y propia. Con excelentes ritmos chilenos entregados por los sencillos y simpáticos interpretes que invitaban a todos a levantar polvo y sacudir pañuelos. Un ambiente especial para pasarla bien con los cercanos, aprovechando de bajar la comida con el ejercicio de la cueca (haciendo honor al local) y juntar sed para volver a la mesa cada tres patitas.
La cueca: democrática. Como pegamento de los tres ítemes anteriores. Dando cabida a todos los que se atreven. Sin importar si lo hacen bien o mal, rítmica o arrítmicamente, fuerte o pausado, en parejas o con amigos, entre amigas, con familiares o desconocidos.
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miércoles, 30 de mayo de 2012
Frutas de Chile como estandarte de exportación
¿Imaginan a la fruta local en la bandera chilena? La verdad es que suena algo exótico, pero más allá de decisiones del área de la vexilología, la relación conceptual entre la bandera y la fruta chilena ya se hizo. La estrella solitaria del emblema patrio encabeza ahora la renovada marca sectorial de la industria frutícola chilena para el planeta.
El 8 de febrero de 2012, tuvo lugar el lanzamiento de la marca “Frutas de Chile” (o “Fruits from Chile”) en la feria Fruits Logistica, con el objetivo de alcanzar 200 nuevos negocios con importadores y distribuidores a nivel internacional. Potenciando los atributos de los productos frutícolas chilenos y las virtudes de su país de procedencia (echando mano a la buena imagen país que tiene Chile, como ya hemos comentado anteriormente), para posicionar esta nación como uno de los principales proveedores de fruta del mundo, sin perder la individualidad de cada sector productivo.
Vale recordar o aclarar que Chile actualmente cuenta con un importante cartel de exportador, entre otras materias: de frutas. Ya es el mayor exportador de uvas de mesa, ciruelas y arándanos. El segundo mayor exportador de paltas, el tercero de kiwis y frambuesas, cuarto de duraznos y quinto de manzanas. Pero lo que se pretende con este proyecto es consolidar, a partir de acciones comunicacionales y de marketing, de publicidad y relaciones públicas, las relaciones actuales en este rubro y a la vez expandir aun más sus horizontes.
Los pilares conceptuales/estratégicos de la marca son calidad, origen y temple. Según dicen los actores responsables: por la calidad de sus alimentos inocuos; el origen de diversidad geográfica y clima privilegiado; y el temple de la industria y sus trabajadores. La estrategia de este proyecto se basa en la exportación de fruta chilena (fresca y deshidratada) al resto del mundo a través de una marca núcleo: “Frutas de Chile”, junto a un grupo de submarcas por productos específicos de la industria frutícula (arándanos, guindas, cítricos, paltas hass, kiwis, ciruelas, frutos secos). Estimo que aquí es donde se encuentra la mayor virtud de esta campaña, porque, como ya he señalado en publicaciones anteriores, la diversidad y el carácter (tanto del territorio, sus habitantes y productos) es probablemente el mayor valor a descubrir y exponer a las audiencias.
Su desarrollo ha sido comandado por sectores público y privado, con Asoex y ProChile como entidades administradoras, respectivamente. Cuenta con una inversión de US $ 1 millón, proyectando una gestión inicial de 8 años.
El ideal es lograr un óptimo reconocimiento y diálogo con aliados actuales, como EEUU, Europa y parte de Asia, así también como nuevos, entre los que se visualizan: Rusia, Ucrania, Polonia, Turquía, Europa del Este y Mediterráneo. Pero nunca está de más mencionar que los públicos internos deberían ser considerados, aunque se trate de un proyecto de vitrina al extranjero, para que por lo menos conozcan este tipo de iniciativas, quizás promocionen boca a boca las buenas ofertas del país y (por qué no) aprovechen personalmente los buenos frutos de sus tierras. Comparto aquí el link del video promocional.
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