miércoles, 26 de octubre de 2011

Fósforos, copihues y cordillera



¿Cóndor o huemul, cordillera o mar, parra o copihue?
La lucha por elevar el símbolo chileno por excelencia es y ha sido constante en la historia del país. Desde el subgrupo de los recursos naturales y geográficos propios, los ya mencionados son solo una pequeña muestra al respecto. Lo interesante es la enorme presencia que éstos tienen, no solo en emblemas patrios, sino incluso en marcas, productos y publicidad de los más variados tipos.

Podemos apreciar esto en nuestros quehaceres más cotidianos, donde a veces ya ni vemos por el uso de la costumbre. Impresos en productos como cajas de fósforos, presentes en tantos bolsillos, asados, estufas o cocinas a lo largo y ancho del país. Allí, los paisajes, la flora y fauna, los colores y nombres se presentan como protagonistas, absolutamente apoderados de la identidad territorial y el imaginario colectivo nacional.

La Compañía Chilena de Fósforos S.A., más conocida popularmente en la actualidad a través de sus marcas Copihue y Los Andes (Monarca o Guadalupanos en México, y Penley en EE.UU.), sobresale en este ámbito con sus clásicas y renovadas cajas de fósforos, en múltiples formatos. Esta empresa existe desde 1913, siendo la principal en producción y comercialización nacional de los llamados “fósforos de seguridad”.

Evaluando su envergadura, hay que mencionar que esta compañía es propietaria de la plantación más grande de álamos de Sudamérica y una de las más importantes del mundo, con alrededor de 4.000 hectáreas. A nivel local, se puede contar también con sus productos en marcas propias, como Fósforos Líder o Fósforos Ekono, mientras que en el exterior está presente en empresas como Wal Mart o Home Depot, en más de 22 países. Además, esta entidad con prácticas certificadas en el tema medioambiental, exporta, junto a sus conocidas marcas de fósforos, desde los palitos listos para fabricar fósforos (llamados “splints”) hasta palitos de helado, entre una gama de productos.

Tomando un caso en particular, Alberto Fuguet ha comentado que su abuela fue la responsable de la imagen de fósforos Los Andes. Dentro de la anécdota, señala lo siguiente: “Es un diseño simple, básico, que con el tiempo ha ido adquiriendo estatus casi pop. (…) Pocos conocen el nombre de quién la diseñó (muchos deben creer que no se diseñó, que es una foto, que nadie se dio el trabajo de inventar y pintar la cordillera) pero es probable que no exista un chileno que no haya mirado ese cuadro”.

Ya no se trata solo de nombres y gráficas sueltas. Hoy en día podemos hablar de obras insignes e ineludibles, de referentes permanentes, desde sus versiones súper realistas hasta sus actuales simplificaciones visuales. De fragmentos de identidad chilena en cuanto a presencia, reconocimiento y representatividad local se refiere. Encendiéndose en nuestros hogares.

Fuentes: Fosforos.cl / “Las películas de mi vida” (Alberto Fuguet, Alfaguara).