lunes, 28 de noviembre de 2011

Bienvenido el Jazz a la Vega



¿Supieron de este singular evento?
Este fin de semana recién pasado se hizo el Primer Festival de Jazz a la Vega, y con entrada liberada. Vinito de honor, palabras de cortesía y a disfrutar de la música en uno de los patios centrales de esta histórica feria santiaguina que por vez primera se vestía con sonidos jazzeros.

El vino de honor en un salón de la administración de la Vega Central, emperifollado para la ocasión, bien rico (aunque puede venir de cerca la recomendación, ya que participé en su organización); un ensamblaje tinto fresco, especial para las tardes calurosas de nuestra capital, además de jugos y agua para los pocos que no toman vino y los tantos acalorados. Acompañado por frutos secos adquiridos en la mismísima Vega. Maní, salado y natural, pasas, ciruelas e higos. Luego algunas palabras de buena crianza y bienvenida del presidente de los locatarios y a disfrutar del jazz frente a un escenario instalado en uno de los patios centrales de estacionamientos del recinto. Buena instalación y sonido. Muy agradable, especialmente cuando ya el sol se escondió.

En cuanto al show, el viernes se presentaron el Tío Valentín Trujillo y sus músicos, demostrando que está más parado y vigente de lo que muchos creen, con un enorme repertorio y sencillez, sacando decenas temas de su piano. Luego Mocca y su “Jazz Killer Show”, donde el histrionismo y calidad de baile y canto (en francés, inglés y alemán) de esta simpática diva cabaretera junto a su montaje audiovisual y un excelente trío de músicos, dejó perplejos hasta a los perros que habitan en la Vega. Y cerrando esa primera jornada estuvo La locomotora del swing, dirigida por el particular trombonista “Parquimetro” Briceño, y grandes músicos de las épocas de oro de los combos y big bands chilenos, donde incluso figuraba un trompetista de la Orquesta Huambaly. Tremendos.

Lamentablemente el día sábado me lo perdí por temas ajenos, pero me enteré gracias a gente de la Vega que estuvo también muy bueno. Tocaron: Andrés Pérez Quinteto, Conchalí Big Band y Jazzimodo. Dando cierre a una interesante y original iniciativa cultural organizada por la Vega y el Colectivo Mapocho, muy correctos y creativos en su gestión.

Las cuentas al parecer fueron todas alegres. Buen marco de público, positivo desarrollo del cronograma, alegre recepción de los locatarios y vecinos, además de un espectáculo de calidad y bien a la chilena, con un paisaje singular y cercano para quienes frecuentamos este lugar en nuestro abastecimiento constante para la cocina, y cada vez más insumos y productos de lo más variados. Tanto es así, que ya comentaban los del Colectivo Mapocho la proyección internacional que tendría el festival para su segunda versión, el próximo año. Habrá que esperar.

Que bueno que se deje de lado esa visión de que el jazz es una suerte de arte elitista y sectario. Con este festival quedan en evidencia las gracias de la fusión del jazz clásico, con la antigua música bailable y la música tradicional y popular chilena. Actual, versátil y transversal; es bienvenido en este escenario fabuloso. Si quiere jazz a la vena, podrá encontrarlo ahora en la Vega.