lunes, 29 de abril de 2013

El cañonazo de las 12

¿Por qué un cañón avisa el medio día en Santiago centro? Desde niño me hacía esa pregunta y ahora, divagando en varios asuntos, la sorpresiva detonación cercana, desde el Cerro Santa Lucía, me hizo recordar no solo la hora, sino también inquietudes históricas sobre el ya patrimonial cañonazo de las 12.

Luego de que el Cerro Huelén, habitado antiguamente por pueblos originarios de la actual capital chilena, fuera tomado y renombrado como Cerro Santa Lucía por Pedro de Valdivia y sus hombres; se convertiría en un claro emblema urbano. Aunque ha pasado por buenas y malas épocas, el cerro hoy mantiene paisajes verdes, arquitecturas diversas, monumentos, paseos, eventos y mitos de todo tipo. Desde el rimbombante Castillo Hidalgo, concebido como un fuerte de defensa de Santiago, hasta el popular cañonazo.

Este hito se gestó como señal para coordinar diariamente todos los relojes de Santiago y avisar el horario de la misa. Actualmente, se ha convertido en un verdadero e infaltable ícono sonoro de la ciudad.

Pero al principio, sin mucha de la tecnología masiva que tenemos ahora, no era fácil dar el cañonazo en el horario exacto cotidianamente. Y aunque había un reloj de sol en el cerro, que intentaba ayudar en esta noble tarea, los días nublados hacían peligrar su labor de apoyo, por lo que el dueño de la relojería El Cañonazo, ubicada en las faldas del cerro, salía puntualmente todos los días a agitar una bandera roja desde la calle. Dando aviso desde su templo del tiempo, para que el artillero de turno llevara a cabo su misión de manera prolija y estruendosa.

A tal punto a llegado el protagonismo del cañonazo que, pese a que se intentó silenciar su aviso del paso del AM al PM luego del terremoto del año 2010, volvió a ensordecernos en febrero del 2012, por conmemoración del aniversario número 471 de la fundación de Santiago. Otros hechos también han intentado acallar este símbolo. Se cuenta, por ejemplo, que a principios del siglo pasado el cañón se destruyó debido a que un artillero empeñoso lo sobrecargaba, y que el alcalde de la comuna, hacia mediados de los años 90, detuvo la detonación durante algunos meses, debido a denuncias de “ruidos molestos”, supuestamente efectuadas por los vecinos.

No está de más comentar que no se dispara una bala de cañón. Para la tranquilidad de los inocentes que, como yo cuando niño, se preguntan dónde irá a caer la munición cada mediodía, vale especificar que se trata solamente de la detonación de pólvora. Y es alegre agregar que no existen nuevos planes por detener este rito. Así que, para quienes estén interesados, vayan a pasear al cerro, donde incluso podrán sacarse fotos con el protagónico cañón.