martes, 30 de junio de 2009

Muere Michael Jackson y todos buscan a Juan Antonio Labra



¿Qué relaciona a Juan Antonio Labra con Michael Jackson?
La noticia de la semana fue la muerte del Rey del Pop y no ha dejado a nadie indiferente. Aunque uno intentara evitar el tema, se torna imposible pues no hay medio que no le haya dado cobertura. Entre programas conmemorativos y notas diversas, llamó la atención que muchos periodistas chilenos pensaron en el mismo personaje al que había que llamar y entrevistar: Juan Antonio Labra.

Juan Antonio Labra es un compositor y cantante chileno que alcanzó gran popularidad en la década de los 80’s. Dentro de sus temas más reconocidos, cantados por diversos artistas chilenos y latinoamericanos, se encuentran “Te quiero”, “Bailarina, me haces mal”, “Soy latino”, “Mueve, mueve” y “Niña”. Tuvo varias apariciones en programas como Sábados Gigantes, donde debutó en televisión, participó en el Festival de la canción de Viña del Mar cinco veces, y ganó premios como el APES. Además, sus discos "Juan Antonio Labra", "América Morena" y "Mis Mejores Éxitos" obtuvieron Disco de Oro, y "Soy Latino" consiguió Doble Disco de Platino.

Aparte de su talento en la composición y su voz privilegiada en canciones bailables y baladas, Juan Antonio Labra se caracterizó por ser un gran bailarín. Esta característica, sumada a su forma de vestirse y su peinado, no eran realmente signos de reconocimiento hacia él mismo. Si bien lo distinguían de muchos personajes nacionales y dejaban bien grabada su imagen en la gente, hacían recordar indudablemente a Michael Jackson.

Durante años se ha hablado de Juan Antonio Labra como “el Michael Jackson chileno”, pese a que musicalmente distaba mucho del artista norteamericano. Existen en el mundo cientos de personas que viven de imitaciones (buenas y malas) al cantante de Thriller, pero Juan Antonio Labra demostró que tenía un cuento propio por el cual ser reconocido y recordado.

Hay muchísimas diferencias entres estos dos personajes, por ejemplo, Juan Antonio Labra se casó el año 2003, tuvo dos hijos y formó una familia que mantiene hasta el día de hoy, cosa que Michael Jackson nunca logró, pese a haber estado casado y a haber tenido hijos. Así también, hay características que podrían acercarlos. Ambos conocieron momentos difíciles, que los llevaron a estar alejados por mucho tiempo de los estudios de grabación y de los shows en vivo. Mientras Jackson tuvo problemas contractuales, judiciales y de salud que no valen la pena ahondar, pues por estos días han aparecido hasta el cansancio en todos lados, Juan Antonio Labra vivió la muerte de su madre debido a un aneurisma en 1993, y esto lo llevó a una gran depresión.

Sea como sea, en Chile las comparaciones siguen. Michael Jackson muere el 25 de junio y en cosa de minutos comenzó la lluvia de llamadas a Juan Antonio Labra. Hace tiempo que no se contactaban con él. Confesó que era un honor que lo compararan con Jackson, pero se mostró un tanto molesto porque el motivo de su búsqueda tuviera que ver con su muerte y él solo como “un doble más de Michael Jackson”. Pero cómo no iba a suceder, si hace dos décadas atrás, él mismo llegó a decir en el Festival de Viña de 1987: “Michael Jackson me plagia todo”, generando el mito de que algún representante o productor de Jackson habría visto el show del chileno en esa época y habría tomado ideas de éste para llevárselas a Jackson.

En definitiva lo llamaron muchos medios y entre alabanzas al difunto ídolo mundial y quejas por las majaderas comparaciones, gracias a la muerte de Michael Jackson (por terrible que suene), pudo comentar de bastante buen humor que se encontraba en la producción de un nuevo disco y que se sentía más vivo que nunca.

Algunos datos: Wikipedia.org / Emol.com
Alejandro Rodríguez P., Enportada.cl, Juan Antonio Labra: “No soy ni fui el doble de Michael Jackson”

jueves, 25 de junio de 2009

Divino Anticristo y chileno



¿El Anticristo realmente pasea entre nosotros? Creencias ancestrales hablan de la existencia de equilibrios que lo ordenan todo. Así, por ejemplo, se menciona a un personaje antagonista de Cristo, denominado “Anticristo”. ¿Pero estará aquí, escribiendo poesía y caminando cerca del Barrio Lastarria con un pañuelo amarrado a la cabeza y un carro de supermercado repleto de productos increíbles?

Según la misma Biblia, es posible que el Anticristo esté entre nosotros. Es más, es probable la existencia de varios Anticristos, que anunciarían la cercanía al fin de los tiempos.

El Divino Anticristo, también conocido como La Loca del carro o El Viejo-vieja, se llama José Pizarro Caravantes. Es el mayor de cuatro hermanos y nació en mayo de 1953. Sus padres eran profesionales y su infancia, según cuenta uno de sus hermanos “transcurre de manera normal y feliz, como la de cualquier niño criado con todos los cuidados que se merece”. Estudió en el Liceo José Victorino Lastarria y luego de una exitosa Prueba de Aptitud Académica entró a la Universidad Católica de Valparaíso a estudiar Literatura, para luego cambiarse a Computación en la Universidad de Chile.

Cuesta imaginarse quizás qué lo llevó a la vida de calle, a vestirse con falda, un pañuelo en la cabeza y un carro de supermercado cargado de escritos de su autoría (fotocopiados) y variados productos recogidos de la basura, con cuyas ventas genera algo de dinero. El año 73 incluso se casó y tuvo un hijo. Pero reconoce que hubo un incendio en el negocio familiar que fue el detonante final de la miseria que lo llevaría a esta particular vida en las calles. Y así, hace más de veinte años decidió dejar esa vida de encierro que no correspondía, como confiesa él mismo, a la de “un ser divino”.

Sus ropajes se explican porque él sería el primer hombre-mujer, tal y como se señalaba que sería el Anticristo. A fin de cuentas, cualquiera puede ser un anticristo, siempre que su actitud (aún siendo cristiano confeso) vaya en contra de Cristo, que por lo que sé nunca escribió poesías, ensayos de nazismo o cuentos de bomberos, y dudo se hubiese vestido de ese modo.

Esta vida poco convencional lo llevó a las portadas de los diarios el 2006, y no como había ocurrido otras veces por sus particulares declaraciones o lo bizarro de su personaje, sino porque, supuestamente por gestión de una constructora inmobiliaria que terminaba de levantar un edificio en Lastarria, fue internado en un recinto psiquiátrico para evitar la mala imagen que le daba al sector. Lo vistieron con ropajes correspondientes a su género y edad y le dieron tratamiento médico para la esquizofrenia paranoide crónica que los entendidos le diagnostican. No duró mucho tiempo allí, pues un grupo de jóvenes fanáticos de la obra y del personaje, con la ayuda de varios medios de comunicación, hicieron una campaña inmensa que logró que el mismísimo alcalde de Santiago solicitara el urgente estudio del caso y el alta para El Divino. Cosa que ocurrió.

El mismo hermano que el 2006 apareció defendiendo la necesidad del tratamiento adecuado para la sanidad y el bienestar de José Pizarro sigue hasta el día de hoy en campaña para que, al menos, los vecinos y transeúntes recurrentes en el circuito cotidiano al que regresó el Divino Anticristo lo ayuden a no vivir en la miseria, a no pasar hambre recogiendo sobras en la basura y ojalá a mantenerlo con los cuidados y medicamentos que debiera consumir por su estado psíquico.

Yo mismo guardo un poema fabuloso que le compré hace algunos años, por su estilo, su peculiaridad y por lo atractivo de su autor. Personajes de esta talla son más que parte del paisaje de nuestras ciudades. Son únicos en su especie y generan fascinación y debate. Sea o no el antagonista de Cristo, El Divino parece salido de una fábula moderna, y por un buen tiempo más seguirá recorriendo las calles cerca del Metro Universidad Católica, con su carro lleno de cuentos y misterios.

Algunos datos: Wikipedia.org / Sanemosalanticristo.blogspot.com / Reyesalina.blogspot.com

lunes, 22 de junio de 2009

El ritual del supermercado



¿Dependemos hoy en día de los supermercados? La rutina de la familia chilena media de la compra semanal, quincenal o mensual para el hogar, suele hacerse en los supermercados. El factor tiempo, sumado a la disponibilidad de productos y ofertas, y al fácil acceso a estos locales ha generado, en gran parte, esta dependencia. Pero el rito del supermercado tiene históricamente algo más que temas prácticos. Se relaciona a realidades sociales y a estilos de vida.

El primer supermercado inaugurado en Chile (y también en Latinoamérica) fue Almac el año 1957, en Santiago. Si bien esta nueva forma de compra y consumo inició un enorme cambio en nuestra sociedad, por mucho tiempo los almacenes de barrio y los puestos de venta al aire libre, ubicados en algunos lugares claves de la capital, continuaron siendo sitios muy concurridos e importantes centros de sociabilidad.

Se suman luego otros supermercados a lo largo y ancho de Chile y del continente. El rechazo inicial que hubo cuando recién aparecieron este tipo de locales poco personalizados, no tardó en mutar a una ritual vicioso que llevó en la década de los 80’s a personas de clase media emergente incluso a pasearse por los pasillos del supermercado con carros repletos de mercadería, de la cual solo un pequeño porcentaje llegaría a la caja para ser pagado y embolsado. Los supermercados se convertían en lugares de reunión social y en pasarelas de consumo para sus compradores, quienes demostraban con el contenido de sus carros sus más íntimos secretos hogareños y el fiel reflejo sus estilos de vida.

En 1976, se abre el Hipermercado Jumbo, que fue creado más que como “un supermercado más”, pues buscaba ser un centro para el consumo y el ocio de la familia chilena. Se tenía, por primera vez y en un solo lugar, la mayor variedad de marcas y productos disponibles en el mercado del momento, y no específicamente al alcance de cualquier bolsillo.

Para casi cualquier compra en estos días los supermercados son salvadores. Eso es innegable. Si podemos encontrar desde frutas y verduras hasta artículos de librería y en algunos casos: electrodomésticos y ropa. Lo que habría que cuestionarse en estos bullados tiempos de crisis, es si la inversión de tiempo, disponibilidad y acceso es tan conveniente frente a lo desagradable o traumático que se hace muchas veces el evento. Casi todo el mundo tiene la misma disponibilidad horaria para ir de compras; los supermercados se repletan, la variedad es discutible, el servicio no siempre es eficiente, las cajas abiertas se suelen hacer pocas, el estado de muchos productos perecibles es por lo menos descuidada y los precios no son particularmente los más bajos.

Pero hay personas que disfrutan paseándose y pasando el rato entre las góndolas. En varios casos se han instalado cafés y pastelerías dentro de los mismos supermercados. Y no debiera sonarnos tan ajeno, aunque si curioso. Uno mismo, que se autodefine como “práctico”, cuando va a comprar un par de cosas específicas, termina muchas veces viéndose seducido por productos que en primera instancia no pensabas comprar, pero al verlas parecen necesarias y terminan en nuestras bolsas ya que están al alcance.

Almac, Unimarc, Ekono, Jumbo, Líder, Santa Isabel, Montserrat, Deca, Korlaet, Tottus, Puerto Cristo o Marmentini Letelier. Hay algo en los supermercados que los hace ineludibles. Podríamos comprar todo a mejores precios en dos o tres lugares distintos. Pero ya nos acostumbramos a deslizarnos con el carrito como sobre nubes, aunque sea con la clásica rueda en mal estado. Es como un ritual santo, quizás parte de la rutina del progreso.

Algunos datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.

jueves, 18 de junio de 2009

Vida, muerte y renacimiento de ATARI en Chile



¿Cuál fue nuestra primera reacción frente al fabuloso Atari? La verdad, personalmente no recuerdo cómo fue que llegó ese aparato a mi casa ni como me enfrenté a él. Con mi hermana, como niños de una generación que aún podían ser sorprendidos, pero no sin la curiosidad e inteligencia tecnológica, probablemente nos vimos atónitos, pero en poco tiempo lo dominamos y transformamos en parte de nuestra rutina de entretenimiento. Así comenzaron esas eternas esperas cargando los juegos y las posteriores excitantes jornadas con el Montezuma o el Asteroids.

El hábito de quedarse en casa en vez de sociabilizar en exteriores en Chile, se debió en primera instancia al estado de sitio ejecutado por la dictadura militar, y en segunda al acceso a productos nuevos como el televisor, la radiocasetera y los juegos de lógica, estrategia y videojuegos. A esto se sumaba la opción de poder hacer ejercicios sin salir del hogar, con productos del tipo bicicletas estáticas.

Marcas asiáticas desconocidas comenzaron a instalarse en las casas chilenas. Aiwa, Hatachi, Toshiba y Sony, entre otras, se convierten en parte de nuestras familias. De ese modo se daría comienzo a la globalización, a la gran familia global.

Atari, específicamente, es considerada como la pionera mundial en la industria de los videojuegos con el lanzamiento de su juego PONG, en 1972. Hasta los 80’s no tuvo competencia. Recién allí aparecen otras consolas, pero solo a mediados de esta década Atari se debilitó lentamente en su reinado de esta nueva área de entretenimiento. La creación de nuevas versiones de la consola no contaron con la popularidad y las buenas ventas de la original 2600 (o VCS). Toman fuerza otros productos similares e incluso algunas alternativas, como los clásicos juegos arcade o pinball, que todavía se pueden encontrar en algunos lugares funcionando con las antiguas monedas de $100.

Luego, Nintendo desplaza a Atari en Japón y crece de manera impresionante a nivel mundial. En los 90’s, luego de algunos fracasos, Atari se fusiona con la marca JTS Inc., momento en que se sentencia la desaparición del nombre de esta marca del mercado mundial y, por supuesto, del chileno.

Actualmente en nuestro país, jóvenes que ni siquiera conocieron la consola tienen poleras con la marca Atari entre otros símbolos populares de antología como el Che Guevara, Homero Simpson o Don Ramón. Atari en Chile es considerado de culto. Se producen no solo poleras, sino también chapitas y otras aplicaciones gráficas, de formas más o menos artesanales.

Uno que jugó y/o tuvo Atari, le guarda un extraño cariño, pero ve con cierto resentimiento como se ha transformado en moda retro a años de su decadencia y luego de cientos de aparatos similares y evoluciones de los mismos. Ya no existe esa magia inocente de la primera consola que llegó a nuestros hogares a acompañar y enviciar a tantos niños (y otros no tan niños) hace ya dos décadas. Los niños chilenos de estos tiempos se criaron con Internet al alcance, entre joisticks y TV cable. Por ello, aunque suene a “viejo chocho y latero”, vale la pena dedicarle algunas líneas reseñando parte de su historia y de nuestra relación con él, para recordar y compartir sobre la realidad tras la moda.

Referencias: Wikipedia.org
Otros datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.

lunes, 15 de junio de 2009

El dueño chileno de la Luna



¿La Luna es de un chileno? Sigue sonando mítico y hasta un tanto humorístico que un chileno haya inscrito la Luna, pero ya es historia conocida y por extraño que parezca, es verdad. Jenaro Gajardo Vera, excéntrico abogado, pintor y poeta oriundo de la localidad de Traiguén, en el sur de Chile, fue el ocurrente personaje que protagonizó esta fabulosa historia.

Corría septiembre del año 1953 cuando este hombre registró en Talca la propiedad de la Luna cancelando la suma de $42.000 de la época. Dentro de sus peculiares antecedentes figuraba el haber creado la Sociedad Telescópica Interplanetaria, con el objetivo de tener una agrupación preocupada de la eventual e inminente visita de seres extraterrestres a nuestro planeta. Esta sociedad efectivamente existió, y un reconocido Obispo era miembro de ella, dándole seriedad al asunto, como si, por esas casualidades de la vida, los personajes interplanetarios fueran no solo a aterrizar en la Tierra, sino que también cerca de nuestro país, como para que este grupo de personas los recibiera con bombos y platillos.

Según se sabe, al menos oficialmente, esta prometedora recepción con empanadas, cuecas y vino tinto jamás se hizo realidad, pues no hubo arribo de alienígenas ni ceremonias relacionadas en territorio chileno. Quizás hayan llegado al Área 51 en Norte América por un error de cálculo en su nave espacial, pensando que se trataba del desierto de Atacama, pero esa es harina de otro costal.

Como si previera que su plan primigenio pudiera fallar, Jenaro Gajardo tenía otro proyecto estelar bajo la manga, que lo llevó a transformarse en un personaje harto más noticioso que lo que hubiese conseguido solo por la creación de su extraña sociedad.

Nadie había tenido hasta ese momento la fabulosa idea de inscribir nuestro satélite natural a su nombre. ¿Y quién lo hizo?, un chileno. Siguió el curso legal del asunto; llevo a cabo el trámite correspondiente en una oficina de bienes raíces, publicó tres avisos en el Diario Oficial y, ante el Notario de Talca, quedó constancia de que este hombre era dueño de la Luna.

Algunas fuentes dicen que el motivo de la inscripción de la Luna fue para ingresar al Club Social de Talca que le exigía tener bienes raíces de alto pelo, mientras otras comentan que simplemente fue un acto poético de protesta para la posible elección de futuros habitantes lunares. Como fuera, la noticia causó furor: “Un chileno es dueño de la Luna”. La cobertura nacional fue y sería amplia, cosa que no llama la atención, pues hasta la mínima relación de personajes importantes con Chile, desde la nana millonaria o el regordete actor de Lost, aparecen siempre en primera plana. También varios medios internacionales publicaron el evento. Entre otros, Sábado Gigante no se quiso quedar fuera y el mismo Don Francisco llevó a Estados Unidos al abogado y lo entrevistó en su programa. Y según cuenta la historia, en 1969 el mismísimo Richard Nixon tuvo que pedirle permiso a este chileno para que autorizara a los tres astronautas de su país a descender en el satélite de su propiedad. Petición a la que Jenaro Gajardo accedió noblemente.

En su testamento, el año 1998, apareció lo siguiente: "Dejo a mi pueblo la Luna, llena de amor por sus penas". Por ende no quedaría más que agradecerle por su bello gesto hacia toda la humanidad, permitiéndonos a todos la posibilidad de visitar nuestro satélite. Pero más importante aún, deberíamos agradecerle como chilenos, pues mal que mal nos puso en la palestra, pese a lo surrealista, romántico o lunático que haya sido su paso por la historia. Ya quedó la constancia pública de que fue un chileno el primer propietario de la Luna.

Referecias: Wikipedia.cl

jueves, 11 de junio de 2009

La complicidad de la mujer en la publicidad chilena



¿Cómo nace la relación entre la mujer y la publicidad en Chile?
Este aviso apareció en un folleto con recetas para pastas. En él se puede apreciar a una mujer, ícono de la dueña de casa de clase media-alta, reina en cada uno de los hogares criollos de mediados del siglo XX. La acompaña un enorme y apetitoso plato de lasaña Lucchetti, una marca de pastas chilena con trayectoria, clásica en las despensas y mesas de nuestro país.

Pero estos avisos de las marcas invitando a las dueñas de casa a formar parte de sus numerosos consumidores no existieron siempre. El cuento empezó con un nuevo aplazamiento del desarrollo de nuestro débil ideario local debido a la llegada del “sueño americano”; un villano invitado muy potente, y del cual aún no podemos deshacernos.

Junto al alza en la circulación de productos industrializados extranjeros, acontece en Chile una modernización de los medios de comunicación y de las formas publicitarias. Se adoptan valores y estilos de vida (y de consumo) transnacionales, centrados en el modelo norteamericano, que además dicta la pauta mundial en estrategias comerciales y publicidades masivas. Los productos norteamericanos, y en segunda importancia los europeos, toman de esa forma una visibilidad y presencia sin precedentes en el imaginario colectivo nacional. La familia tipo es diseñada por creativos estadounidenses y difundida incluso en lugares remotos, como Chile.

Las empresas transnacionales se apoderan de la publicidad en Chile. La mujer en la publicidad toma el rol de compradora y administradora. El marketing la define como la “Directora de las relaciones y el consumo familiar” o la encargada de la “Administración del confort del hogar”.

Las nuevas formas de venta permiten a los consumidores saber quiénes compran y en qué tipo de lugares, brindando una clara imagen de las clases sociales y su distribución en el comercio. De este modo, la dueña de casa, cada vez más preocupada de verse fina y actualizada, sabe dónde le conviene ir a comprar y cuáles son los productos indispensables para la felicidad social de su familia, como una nueva radio o un moderno tocadiscos. Y en caso de no contar con los medios necesarios para adquirir todo lo necesario para estar acorde con los tiempos, que en general en esos años dependía de la billetera del marido, aparece una maravillosa nueva opción; la compra en cuotas.

En el ámbito de las marcas de insumos de cocina, comienzan a aparecer las dueñas de casa junto a la cocinera, demostrando su preocupación y responsabilidad en la satisfacción familiar. Esto también ocurre en áreas como productos del hogar, electrodomésticos, vestuario, belleza e incluso automóviles.

Definitivamente la cocina es el centro operativo de toda casa y el corazón de cada familia. Por otro lado, la dueña de casa hace ya mucho tiempo es quien suele encargarse de dirigir el consumo de los hogares chilenos. Lucchetti en este aviso da un claro ejemplo de ello, incluyendo un recetario para hacer recetas tradicionales para la familia feliz. Poco importa que sea una marca local con nombre italiano, o que la gráfica sea una copia del modelo publicitario norteamericano de los 50’s. Guste o no, es parte, tanto de nuestra historia publicitaria como de nuestra historia social.

Imagen y algunos datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.

lunes, 8 de junio de 2009

North Star. Zapatillas retro de culto



¿Cómo llegó North Star a ser una marca de culto juvenil en Chile?
Los jóvenes que hoy en día se compran un par de zapatillas North Star probablemente no sean conscientes de que éstas son una suerte de leyenda urbana local. Si bien ahora se las puede encontrar también en Bolivia, Perú, Colombia y México, parte importante de su historia nace en nuestro país.

Hacia mediados de la década de los 70’s, pese a los problemas económicos del inicio de la dictadura chilena, la enorme oferta y publicidad de productos y marcas extranjeras impulsaron modelos culturales de euforia por todo lo que fuera importado.

Con la masificación de supermercados y la inauguración de los centros comerciales en forma de caracol en Chile, el consumo masivo tomó valor como símbolo de estatus social y de desarrollo personal. Las costumbres de compra y de consumo en general de los chilenos se vieron transformadas y empapadas de modas externas y caminos globalizadores. Las vitrinas y las repisas se plagaban de artículos nuevos de primer nivel, y a precios bastante elevados. De este modo, las diferencias sociales se polarizan según las posibilidades de cada grupo o familia para acceder a los productos mundiales de moda.

Al pasar el tiempo, quien deseaba tener productos diseñados y producidos en el extranjero, pero no podía pagarlos, ve como válido el adquirir artículos que parecieran ser importados. Se popularizan así las marcas alternativas, para no convertirse en un “pasado de moda”.

El boom de estas tendencias importadas llevó a la clase media chilena a buscar las marcas alternativas de las top del momento. Así, el joven consumidor promedio, sin los recursos suficientes para adquirir el par de zapatillas Adidas con franjas de último modelo, tenía la opción brindada por Bata (filial chilena de calzado) con su nueva marca deportiva, North Star. La zapatilla blanca con dos franjas de color, pasaría rápidamente a ser un producto alternativo de excelencia y luego de culto.

Actualmente, North Star en su página web se define como “una marca internacional, innovadora con moda comercial para el mercado juvenil”. Las zapatillas alternativas de la clase media se transformaron en un símbolo de calzado urbano, cuyos diseñadores realzan bajo conceptos de creatividad, evolución, dinamismo y modernidad.

Se crearon como la alternativa accesible de Adidas y se dice que, además, North Star se aprovechó, tanto en su nombre como en el estilo de sus diseños, de la tradicional marca de calzado deportivo All Star de Converse, creada a principios del siglo pasado y popularizada en el mundo del basketball, llegando a ser líder del calzado deportivo y de la moda juvenil entre los 70’s y 80’s.

Moda retro, producto de culto o zapatillas diseñadas con onda. Como copia, como alternativa o como diseño “Made in Chile”, es innegable que North Star es protagonista de la identidad juvenil local de la segunda mitad del siglo XX. Y hasta ahora, el joven del nuevo milenio puede adquirir unas North Star con su estilo de hace treinta años que le evitarán estar pasado de moda. ¿Extraño, no?

Algunos datos: Pedro Álvarez Caselli , “Chile Marca Registrada”.
Otras referencias: Northstarlatam.com / Wikipedia.org

jueves, 4 de junio de 2009

La despedida apoteósica de un Matador



¿No es extraño festejar la perdida de nuestros ídolos deportivos? Este martes por la noche aconteció un momento de antología en el Estadio Nacional, hace poco bautizado como Julio Martínez. Más de sesenta mil personas se apretujaron en ese lugar para darle vida al Adiós Matador, el mega-evento de despedida del fútbol de José Marcelo Salas Melinao, “El Matador”.

El Estadio Nacional se vio colapsado por la sobreventa y la reventa de entradas para el gran show. Yo asistí con un grupo de familiares, casi nos quedamos fuera y después tardamos por lo menos 20 minutos en pasar desde el acceso a galería norte hasta las bancas bajas del sector a codazos y contorsiones. Puedo asegurar que había más de sesenta mil personas en el recinto, si hasta las escaleras estaban copadas de gente en todo el estadio y ningún vendedor de confites o bebidas logró llegar siquiera a ser visto por alguno de nosotros.

Hubo centenares de personas que ni siquiera pudieron entrar, algunos con entradas de sesenta mil pesos compradas hace un mes, y otros muchos con suerte vieron pedazos de la cancha entre cabezas desde los accesos a las galerías.

Estos “detalles” logísticos se deben considerar. Son tan pocas las fiestas deportivas que tenemos en Chile, que la gente está ansiosa cuando se apronta alguna, sobre todo de estas características, aunque sean para perder a un crack. Hay que prever sobreventas, reventas, masas indómitas, olores, peleas y extravíos familiares. Se despedía a un ídolo nacional, el último gran delantero del fútbol chileno, según dicen algunos.

Estaban invitados grandes jugadores de Universidad de Chile, de La Roja, River Plate y Juventus. Los amigos de Salas en la Lazio no pudieron llegar por un percance de último momento, pero la verdad, es que poco se notó.

El Matador tiene muchos méritos para despedirlo en grande, y también para rogarle que no se vaya todavía. ¿Una exageración?, no lo creo. ¿Cuántos goleadores así ha tenido Chile?, ¿cuántos deportistas de calidad y precio internacional han salido de clubes como el Santos de Temuco para llegar a Argentina y Europa como ídolos?. Sólo por citar algunos ejemplos: Marcelo Salas jugó 465 partidos oficiales en tres países y en 15 años de carrera, la Juventus pagó 24.000.000 de dólares por su último traspaso en Europa, marcó 249 goles en partidos oficiales, 37 de ellos en sus 70 partidos por la Selección Chilena, convirtiéndose además en el artillero histórico de nuestro país. Los números lo avalan, y el cariño de la gente también, como se demostró esta semana en el Estadio Nacional.

Incluso hay que agradecerle ser un personaje tan deportivo y tan poco farandulero. Se ha mostrado siempre como un hombre reservado y de pocas palabras, nunca le gustó demasiado hablar con la prensa y evitó cualquier portada extra deportiva, pero es cercano a la gente y cuando tuvo que hablar o aparecer, lo hizo. Igual que en la cancha; cauteloso, buen compañero, pero sobre todo certero.

Hoy en día, en que sobran los futbolistas más preocupados de su peinado y sus aventuras amorosas que de sus profesiones, y con esa eterna Roja de Todos que nos mantiene con el alma en un hilo, hay que saber reconocer a quienes nos han dado alegrías, y por qué no decirlo, a quienes han promocionado el nombre de Chile en el extranjero. Basta con recordar que un estadio argentino repleto coreó “chileno, chileno” cada vez que El Matador hizo de las suyas en River Plate.

Por eso estas despedidas son tan escandalosas. Por eso se hace pequeño cualquier recinto para contener semejante show. Ya se despidieron Marcelo Ríos e Iván Zamorano logrando estruendos similares, y no son muchos más los que pueden hacerlo. Actualmente, fuera de un par de futbolistas de la talla de David Pizarro o Alexis Sánchez, para cuyas despedidas habrá que esperar bastante, o Fernando González en el tenis, son escasos los héroes nacionales modernos que tenemos, y por ende, hasta las fiestas de despedida son muy pocas.

Pese a las malditas lesiones que lo alejaron de las canchas siendo aún muy joven, a que personalmente preferiría ver a Salas morir en la cancha y pese a que por un minuto, aplastado entre la multitud, creí que no vería el espectáculo, yo estuve ahí, salté en el tablón y me comí un sanguche de potito a la salida, en honor a Salas. Adiós Matador.

Referencias personales: Mi presencia en el Estadio Nacional para la despedida de Marcelo Salas.
Otras referencias: Emol.cl

lunes, 1 de junio de 2009

Condorito a la conquista latinoamericana



¿Condorito sigue siendo símbolo del chileno popular?
El cóndor es uno de los íconos más antiguos que se conservan en nuestro país. Está presente en el escudo de Chile junto al huemul, y el pasar del tiempo lo llevó incluso a transformarse en uno de los personajes más conocidos a nivel latinoamericano en las caricaturas bajo el nombre de Condorito.

Fue creado por René Ríos, más conocido como Pepo, como referente de la idiosincrasia local, mezclando el ave nacional, con el roto chileno y el huaso típico. La representación de chilenidad del cómic se refuerza con sus compañeros de aventuras. Se trata de personajes fuertemente estereotipados, como el borracho, el compadre, la linda, el canchero o la suegra, que se relacionan en situaciones y lugares populares. Cada personaje es ícono de un tipo de persona que podríamos encontrar casi en cualquier barrio o comunidad de nuestro país, y quizás también de otras naciones.

Jorge Montealegre, escritor e investigador del humor gráfico, define a Condorito como un Cóndor tipo Huemul. Esto debido a que desde su creación guarda una imagen autodegradada del chileno típico, pues en vez de tener las características de fortaleza, grandeza y majestuosidad que se le atribuyen siempre al ave del escudo nacional, es un personaje empeñoso, hospitalario, de compadrazgos, espontáneo, ingenioso, con rasgos de lo popular, lo masculino y lo pícaro. Estos elementos podrían ser tomados como características de la identidad latinoamericana en general, más que las del chileno común. No estoy tan seguro que hoy en día estas cualidades de Condorito correspondan del todo al estereotipo nacional.

El personaje ha ido mutando y se ha ido latinoamericanizando con el correr de los años, al igual, quizás, que el mismísimo pueblo chileno. La evolución del dibujo mismo es cada vez menos tosco y animalesco, y más humano y genérico. Si bien mantiene sus pantalones negros parchados y sus sandalias tipo ojotas de campo, su pico y su cola de cóndor se achicaron bastante, y pasó del poncho a una polera roja, probablemente creada en sus inicios como referencia a la camiseta de La Roja, de nuestra selección de fútbol.

El código de Condorito es cada vez más universal. Borracho o presidiario, doctor o futbolista. Huyendo del compromiso con Yayita o insultando a su suegra. Poco importan la profesión o anécdota presentadas en cada nuevo chiste. Es una caricatura de lectura sencilla y bastante transversal. Cada vez son menos los elementos específicos y únicos de Chile. ¿Acaso la variedad de colores en sus tiras cómicas no es más viva que la existente en nuestras ciudades, construcciones y hasta en nuestras vestimentas en general?.

Su éxito, y obvio entendimiento internacional, queda demostrado por los buenos dividendos del cómic “Condorito” en alrededor de quince países centro y sudamericanos, y Estados Unidos. Si Condorito puede aún ser catalogado como el chileno-tipo y lo aceptamos como un fiel símbolo patrio, estamos aceptando la falta de existencia o al menos especificidad de características autóctonas o propias que definan a los chilenos, que los representen y distingan de los demás. Su ejemplo podría llevar a Chile a una inminente homogenización con el resto del continente, visión que tal vez no agrade a muchos, o por otro lado, asumiendo las falencias identitarias propias (sean cuales sean las razones de ello), a la articulación de una actitud amable, despierta y con sentido del humor, entre nosotros mismos y con el extranjero, superando las barreras territoriales, en pos de la conquista latinoamericana, y hasta mundial.

Algunos datos: Jorge Montealegre, “Pepo y el cóndor de Chile”.
Otros referentes: Condorito.cl / MemoriaChilena.cl