sábado, 29 de agosto de 2009

Cueca... ¿típica chilena?



¿Han oído ya las primeras cuecas a lo lejos? Nos acercamos cada vez más a la fiesta nacional del 18 de septiembre, además a un año del bullado Bicentenario nacional, y se comienzan a percibir el aroma a chicha, el sabor a asado y música, principalmente de cueca, por los rincones. Es peculiar que nuestro paisaje, sobre todo en las ciudades, se vea tan modificado por los días de las fiestas patrias, casi transformándose en otro lugar, en el que se vive la nacionalidad de manera cotidiana y conciente.

Son muchos los elementos “típicos chilenos” que aparecen en las festividades criollas, pero varios de ellos, como buen país mestizo y en el cual los cortes históricos han sido bastantes y muy marcadores, suelen generar discusiones acerca de la real chilenidad de sus orígenes, atribuyéndose algunos a España, otros a Perú, Bolivia, Argentina, etc. Los asados, las chupallas, el pisco, las corridas de caballos, las empanadas, los juegos chilenos y hasta la mismísima cueca tienen una nacionalidad discutible, pero de alguna forma llegó a instaurarse en el imaginario colectivo la postal del huasito y la china cuequeando con sus pañuelos al viento.

Se supone que a nuestro país la cueca llegó desde Perú alrededor del 1800. Desde entonces sería apropiada por distintos pueblos chilenos que le darían forma a la cueca tal y como la conocemos ahora, además de sus variantes, como la cueca nortina o la cueca chilota. También hay versiones que ligan sus orígenes a España, África y Arabia. Vale mencionar que hoy en día se bailan danzas similares en países como Bolivia, Argentina y Colombia. En Chile recién se oficializaría como baile nacional en 1979, bajo el régimen de Augusto Pinochet.

El baile de la cueca representa el cortejo entre el hombre y la mujer, o el asedio del primero a la segunda. Ambos bailarines, que se mueven de manera independiente, llevan un pañuelo en su mano derecha con el que adornan sus actos.

Pero, pese a ser una institución chilena, de la cueca solo se conocen unos pocos ejemplares. El guatón Loyola, La consentida, La rosa y el clavel, Chicha de Curacaví o La Violeta y la parra. En cada localidad e incluso momento histórico han nacido cuecas alusivas y muy distintas entre ellas y son bastantes los grupos que viven de la cueca, de varios colores políticos, localidades o grupos socioeconómicos, como los clásicos Quincheros, la insigne Margot Loyola, Nano Núñez, la dinastía de Los Parra o el grupo 3x7 veintiuna, encabezado por el actor Daniel Muñoz, cuya propuesta es de “cuecas bravas”, una vertiente popular y picaresca del estilo, que ha llevado a un sector juvenil a acercarse un poco más a esta música y sus tantos contenido.

Tengan preparado un pañuelo salvavidas y quién sabe si con unos vasitos de chica o piscola, en alguna ramada, la banda de turno hace
un aro entre las cumbias y rancheras y terminan lanzándose a bailar una cueca. Mientras su baile supere al de Lagos Weber tiempo atrás, al menos pasaran desapercibidos en el montón.

Referencias: Enlaces.ucv.cl / Jaja.cl / Wikipedia.org

miércoles, 26 de agosto de 2009

El loco negocio de El Conejo manicero



¿Quién no reconoce ese penetrante olor a vainilla que emana de los carritos de Nuts4Nuts?
Se dice que el chileno es ingenioso y busquilla, que cuando quiere, encuentra formas de salir adelante. Que es capaz de inventar caminos creativos, muchas veces originales, para solucionar sus problemas o lograr ganancias de situaciones poco habituales. Quizás compartamos o no esta visión, pero hay casos de personajes chilenos como El Conejo que demuestran la astucia y el emprendimiento criollo.

Luis Martínez, conocido popularmente como El manicero de Nueva York o El Conejo, nació en una familia humilde de estación central. Su madre era camarera y su padre jinete de hípica. Cumplió con sus estudios escolares y desde joven fue muy trabajador. Fue salvavidas, junior, repartidor de películas, buzo, garzón, vendedor de corbatas, zapatos y relojes, además de ascensorista, entre otras ocupaciones.

Es probable que muchos lo hayan visto en las últimas Teletones, pues uno de sus tres hijos con su esposa estadounidense nació con discapacidades y por ello suele donar a la Teletón todas las ganancias conseguidas con sus cientos de carros de maní en las “27 horas de amor”. Pero cómo llegó a estar en la cabeza de un negocio que a los chilenos nos puede parecer tan típico y que los norteamericanos prácticamente no conocían.

Ya habiendo pasado por variados trabajos en Chile, como muchos compatriotas, decidió dar el salto a “La Tierra de las Oportunidades”, llegando a Estados Unidos sin saber más que unas palabras en inglés. Luego de un par de empleos comienza a trabajar con un chileno en un carrito de maní en pleno centro de Nueva York. Al poco tiempo se independiza, primero trabajando en la ilegalidad, para después conseguir los permisos y afirmarse en el rubro.

Nuts4Nuts, su empresa de maní confitado que traducido sería algo así como “Locos por el maní”, crece con fuerza. Actualmente tiene carritos maniceros comandados por chilenos en alrededor de 25 esquinas de Nueva York y más de 150 carros en Chile, en lugares estratégicos de las grandes ciudades. Se está expandiendo a Europa y el siguiente paso es seguir colocando carros en las calles de América. Su visión es que donde haya esquinas, hay posibilidades de negocios.

Y El Conejo no se quedó solo en el rubro del maní, también ha ampliado su flota de carritos para el servicio de otros alimentos a la chilena, como hamburguesas, churrascos, completos, manzanas confitadas, mote con huesillos y choripanes, los que incluso ofrece para eventos.

Ahora, Luis Martínez administra su empresa a nivel internacional, busca nuevas oportunidades, da charlas motivacionales e incluso tiene participación en el proyecto de una película sobre su historia en La Gran Manzana. En definitiva, El Conejo es un ejemplo de ingenio, pero también, aunque suene un tanto cursi, de esfuerzo. Si esto es por un tema genético y de nuestra raza, bienvenido, y que todos logremos dar con un negocio brillante que nos acerque al éxito.

Algunos datos: Nuts4nuts.cl

jueves, 20 de agosto de 2009

Nuevos billetes para el Bicentenario de Chile


¿Para qué nuevos billetes chilenos? Ya había hablado acerca del proyecto para agregar en nuestros bolsillos monedas de 20 y 200 pesos, iniciativa que aún está en tramitación. Ahora, además, se informó públicamente que los actuales billetes serán modificados aprovechando el Bicentenario para cambiar diseño, materialidad, formato, elementos de seguridad y reconocimiento para discapacitados visuales del papel moneda chileno en un plazo de dos años.

Hace ya tres décadas que el sistema y forma en que son producidos nuestros billetes es el mismo, exceptuando al de $2.000, producido fuera de Chile y con otras cualidades. Esta semana el Banco Central informó sobre el próximo proceso de cambio de todos los billetes locales con el fin de adaptarlos y mejorarlos antes que la obsolescencia se apodere de ellos, justo para el cumpleaños número 200 de Chile.

Los nuevos billetes serán impresos en polímero ($1.000, $2.000 y $5.000) y papel ($10.000 y $20.000), sus tamaños variarán según el valor de cada uno y contarán con un nuevo diseño, que mantiene a los personajes incluidos actualmente, pero varía en los colores, como en la diagramación y los elementos decorativos y de seguridad.

Mientras el diseño fue adjudicado por licitación pública a la empresa sueca Crane AB, la producción de los nuevos billetes dependerá de Note Printing Australia Ltd. y Crane AB, dejando a la Casa de Moneda de Chile a cargo solo de la confección de las monedas nacionales. Esto se debe a las tecnologías y requerimientos para la fabricación del nuevo papel moneda.

Los nuevos billetes irán reemplazando a los antiguos desde estas fiestas patrias, por lo que convivirán hasta que, así como ocurrió hace algunos años con el billete de $500, desaparezcan del mercado y se transformen en piezas de museo u objetos de culto y colección cultural o numismático.

El primer ejemplar en lanzarse a nuestras billeteras y bolsillos, el 24 de Septiembre del presente año, será el de $5.000, cuyas características ya se han mostrado y explicado en los medios de comunicación por estos días. Este caso en particular muestra la idea general de cómo será esta nueva familia de billetes. Se ve en él que se mantiene la figura de Gabriela Mistral, pero se cambia la ilustración, utilizando otra imagen de referencia, esta vez de frente y no de perfil, acompañada de símbolos patrios como el corazón de copihue y un signo mapuche.

La mismísima presidenta, Michelle Bachelet, estuvo presente en la ceremonia de inicio de este proyecto para el Bicentenario y alabó las técnicas, tecnologías y simbolismos de estos nuevos billetes. Por lo que hasta nuestras billeteras estarán “endieciochadas” para el bullado Bicentenario que se nos viene. Habrá que acostumbrarse.

Datos recogidos: Nuevosbilletes.cl /Gobiernodechile.cl / Emol.com

lunes, 17 de agosto de 2009

Economía subterránea. Mendigos en el Metro



¿Llegaron tendencias mundiales para limosnear en el Metro?
Hoy cuando volvía a casa en la Línea 1 ocurrió algo que me hizo sentirme por un momento en el metro de otra ciudad, como Ciudad de México o París. Cuando tuve la suerte de estar en ambas ciudades vi cómo en sus trenes subterráneos, con muchas más líneas y movimiento de pasajeros que en nuestra capital, subían artistas, vendedores y mendigos a conseguir algunas monedas, tal y como frecuentemente pasa en las micros santiaguinas. Hoy por primera vez, me topé con algo así en el Metro local.

Apenas subí al tren en Estación Tobalaba noté que un hombre que parecía de más de 65 años, con sus ojos idos y una muleta, daba un discurso acerca de un accidente que había tenido y cómo con sus 53 años se veía en la imposibilidad de trabajar y estaba obligado a pedir cooperaciones voluntarias en la calle para sostener su casa. Pero no estábamos en la calle sino bajo tierra, y el sistema de este personaje era bastante peculiar, pues apenas pasaba recogía las limosnas de un sector, avanzaba varios pasos hacia otro grupo de asientos y comenzaba su relato nuevamente. Así, una y otra vez, se ganaba la vida posiblemente yendo desde el último vagón hasta el primero.

Jamás había visto en ningún recorrido del Metro de Santiago a alguien pidiendo plata, ni tampoco ganándosela. Según tengo entendido, no es la falta de creatividad la que hace que no haya gente haciendo dinero en el Metro capitalino, sino que son expulsados por los guardias de la empresa. Por eso me llamó la atención la situación y quise comentarla.

¿Acaso las micros, estaciones de Metro y veredas están tan saturadas ya que comenzaremos a ver personajes de este tipo en lugares que en Santiago no estábamos acostumbrados?, ¿o es tanto el cambio que ha tenido nuestro Metro con el proyecto Transantiago que se están descuidando antiguas costumbres y reglamentos?, ¿o la tendencia mundial superó a la guardia local subterránea?

No digo que este tipo de escenas nos hagan más o menos modernos o avanzados como nación. La novedad de la situación es la que me lleva a la memoria y las comparaciones. Como sea, me dio lástima que mi primera experiencia de este tipo en el Metro de Santiago fuera con alguien pidiendo limosnas y no vendiendo algo o haciendo un poco de arte. En México presencié el tránsito de vendedores de una infinidad de productos, y en París recuerdo a un hombre, como de la misma edad y condición socioeconómica de este personaje de la Línea 1, tocando guitarra de manera asombrosa y con una voz bastante privilegiada al que la gente daba no pocos euros.

Puede haber sido solo casual, pero ojalá que si siguen colándose estos personajes en el Metro, me toque ver también otro tipo de espectáculos y no solo historias trágicas. Con lo atochado, denso y antisocial que se ha vuelto nuestro transporte subterráneo (sobre todo a horas punta), no sería malo poder contar con ofertas llamativas o canciones que acompañen y distraigan nuestros viajes.

Referencias: Anécdota en el Metro de Santiago y viajes anteriores bajo el suelo del D.F. y París.

jueves, 13 de agosto de 2009

El regreso de "La Negra Ester"



¿Se enteraron de que “La Negra Ester” cumplió 20 años y volvió a las tablas?
El estreno histórico de “La Negra Ester”, mítica obra teatral chilena, ocurrió el 8 de Diciembre de 1988, una fría noche en la comuna de Puente Alto. Cumplidos sus 20 años de vida, “La Negra” (como se conoce actualmente en el ámbito teatral) vuelve al escenario del Teatro Oriente para celebrar junto al público durante el presente mes de Agosto.

De aquel estreno del que nadie parecía esperar demasiado, pero que logró aparecer en la portada de la Revista Wikén, entre otras cosas, es poco el equipo humano que continúa. Del elenco original, con Rosita Ramírez, Boris Quercia, María Izquierdo, Willy Semler, Aldo Parodi, Horacio Videla, Manuel Oyarzún y Roxana Campos, entre otros, solo se podrá ver a la mismísima Negra, Rosita Ramírez en escena. De los músicos, se mantienen Custi Aste y Jorge Lobos, faltando Álvaro Henríquez y Mario Bobadilla. Y por último, Andrés Pérez, director emblemático de la obra y del Gran Circo Teatro hasta su muerte en el año 2002, es reemplazado por Rosita Ramírez en esta ocasión, aunque aún es Pérez quien aparece en los créditos.

“La Negra Ester” nace basada en una historia real protagonizada por Roberto Parra, “El Tío Roberto” del clan de los Parra, hermano de Violeta, Nicanor y Eduardo, fallecido en 1995. El relato musical se escribe en décimas. En primera persona, el montaje se desarrolla mayormente en un prostíbulo de San Antonio, donde un cantor chileno, Roberto, se enamora de una prostituta, La Negra Ester.

¿Cuál fue la fórmula del éxito de esta obra? Es interesante que habiéndose llevado a cabo casi en base al trabajo de improvisación y prueba-error, montándose en carpas de circo, en las calles, canchas y galpones, “La Negra Ester” se haya convertido en un éxito de taquilla, no solo en Chile, sino también en Estados Unidos y parte de Europa. Vestuarios grandiosos, máscaras, música en vivo, un fuerte trabajo corporal y expresivo generaron durante años, con cambios de equipo incluidos, una conexión y complicidad nunca antes vista con los espectadores. Su distintivo está en los detalles del montaje mismo, como en la mezcla músico-actoral y el reflejo del Chile popular, de la idiosincrasia y las relaciones sociales de parte importante de nuestra identidad, con personajes y situaciones notables.

El Gran Circo Teatro, junto a otras compañías como El Teatro del Silencio y El Teatro de La Memoria dieron pie al “nuevo teatro chileno”, y abrieron la oportunidad de presenciar propuestas originales y atractivas para todo público.

Personalmente he oído muchas veces la música del obra original y he visto el montaje por televisión. A ver si me ánimo y consigo compañía para ir a ver al teatro, al menos, esta reedición de “La Negra". Y si tengo la suerte de conseguir entradas porque ya están agotadas para las próximas 3 funciones.

Referencias: ¿Cómo comenzó la leyenda de “La Negra”?, Revista Wikén, Diario.elmercurio.cl / Emol.com / Deculto.com

lunes, 10 de agosto de 2009

Silenciosa feria cultural en Estación Mapocho



¿Supieron de la muestra artística-cultural de este fin de semana? El pasado viernes fui a Estación Mapocho a la inauguración de la Feria Nacional de Arte y Cultura, con la participación de 120 barrios con escasez de recursos y aislamiento geográfico de Chile. La actividad estuvo a cargo del programa Creando Chile en mi Barrio con el apoyo de la Fundación Ideas. La entrada era liberada y la muestra tendría de todo un poco hasta su cierre el domingo.

Como buen primer día temprano no había mucha gente más allá de los mismos organizadores, los grupos a cargo de los puestos y los invitados especiales como Joan Jara y Karen Connolly, y los músicos de Ángel Parra Trío, acompañados del Tío Valentín, quienes se tomarían el escenario después. También estaba la Ministra de Cultura, Paulina Urrutia, seguida de cerca por el grupo de prensa presente. Ella misma hizo las veces de animadora en el show de puntapié inicial, y la verdad es que su enérgica locución bien amplificada fue un tanto agotadora.

Mientras se desarrollaba el show en el sector del escenario, el recorrido de la exposición se encontraba casi desierto, lo que aprovechamos algunos para dar la vuelta sin apuro, mirar con calma, sacar fotos e incluso degustar algunos de los alimentos típicos de distintas zonas que se vendían en el rincón gastronómico.

La muestra estaba organizada con emulaciones de kioscos, sedes comunitarias, comedores, una plaza, un mural y una canchita de fútbol, entre otros.

Actividades culturales, artesanía, gastronomía, foros y música en vivo se mezclarían durante los tres días del montaje, pero ese día temprano aún no había suficiente ambiente, y, siendo sincero, se sentía el recinto un poco mal aprovechado. Quizás repleto de gente diera otra impresión, pero todos los elementos estaban un tanto desperdigados y la Estación Mapocho era demasiado imponente ante el salpicón de instalaciones. Pero lo que había estaba en general bien cuidado, hecho con dedicación, descontando los clásicos pendones pixelados y algunos productos con poco de chilenidad.

Terminó el acto de apertura, y mientras los sonidistas y técnicos se tomaban todo el tiempo del mundo para comenzar con el mini concierto de Ángel Parra Trío, la falta de más lugares por recorrer y el hambre imperante, opté por partir. La feria me dejó con gusto a poco, pese a que la iniciativa me parece grandiosa. Que se sigan haciendo proyectos así y que se tomen estos gigantescos lugares, como Estación Mapocho, es sin duda un acierto de gestión, cultura, arte, comunidades y Chile, aunque ni siquiera la cobertura mediática y la difusión fue suficiente, sino, más bien silenciosa.

Referencia: Paola Mosso, “Todos los barrios de Chile se apretujan en la Estación Mapocho”, Lanacion.cl

jueves, 6 de agosto de 2009

Al resguardo del Escudo Nacional



¿Nuestro escudo nos defiende de la perdida de identidad?
Cuecas, empanadas, chicha y la bandera, son algunos de los símbolos patrios que actualmente reconocemos como imagen de Chile, aunque comúnmente solo aparezcan para el 18 de septiembre o fechas conmemorativas. Otro de ellos, nuestro Escudo Nacional, tuvo transformaciones pero llegó a configurarse como lo conocemos hoy en día intentando escudar una identidad local.

Los escudos, históricamente, además de servir de elemento de defensa personal en el combate cuerpo a cuerpo, cumplía la función de resguardar y realzar nombres o símbolos de familias reales y grupos de importancia social. Así, los países toman la costumbre de tener sus propios escudos, como elementos fundamentales de su imagen nacional, y no netamente ligado al ámbito militar, sino como emblema de orgullo y unión popular.

El Escudo Nacional actual fue oficializado recién el 26 de junio de 1834 bajo el gobierno de José Joaquín Prieto. Su diseño, paradójicamente, estuvo a cargo de un británico, Carlos C. Wood Taylor. El diseño consta del escudo mismo con la estrella blanca en su centro, dividido en azul y rojo, sostenido por un huemul y un cóndor con coronas navales de oro. Está adornado con tres plumas de colores azul, blanco y rojo. Debajo, sosteniendo al conjunto, hay una suerte de forma orgánica, atravesada por un lienzo con el lema “Por la razón o la fuerza”.

Hubo dos diseños previos. En 1812 se había creado el primer escudo para reemplazar el escudo Real Español. Este tenía una pareja de indígenas armados, cuyo único parecido con el escudo actual era una estrella blanca sobre ellos. Y, con el Chile independiente ya firme, el gobierno de Bernardo O’Higgins decidió crear un nuevo emblema patrio, con laureles tipo César, un marco con una columna jónica en su centro y armas de la época por fuera.

Pero además de sus dos transformaciones, este estandarte patrio tuvo algunas modificaciones particulares sin intención. Hay versiones que cuentan con un caballo en vez de huemul, como el Monumento a los Héroes de Iquique en Valparaíso y en la Plaza Independencia de Concepción, debido a que fueron artistas extranjeros quienes los hicieron, sin conocer huemules. A propósito, ¿cuántos de nosotros hemos visto un huemul?, ¿cuántos hay?, ¿dónde están?

Quizás sea poca la claridad del por qué la presencia del huemul y el cóndor a nivel masivo en Chile. Muchas veces aceptamos y levantamos nuestros símbolos patrios sin siquiera pensar cómo llegaron a estar ahí o lo que representan.

Si bien puede no incomodarnos o importarnos el nombramiento e ilustración del huemul y el cóndor como los animales chilenos icónicos, el lema si ha generado en nuestra historia varias discusiones y dudas. El carácter rudo y algo bélico que insinúa ha llevado a que incluso en el Congreso Nacional, el año 2004, Nelson Ávila propusiera una ley para cambiar la frase actual “Por la razón o la fuerza” a “Por la fuerza de la razón”. Este proyecto aún está en trámite, y por su baja prioridad, es probable que demore mucho en saberse su conclusión, o simplemente se olvide.

Finalmente, estos constructos nos llegan establecidos y es poco lo que podemos hacer ante o “contra” ellos. Cada vez que vemos nuestro escudo, así como nuestra bandera nacional o algún otro emblema, sabemos que se trata de símbolos que nos representan, sino a nosotros, al menos al concepto de Chile a nivel internacional. Habiendo revisado algo de su historia y sus características, además de alguna anécdota peculiar, nos queda preguntarnos si este escudo nos ayuda aunque sea en menor medida a unirnos dentro de este concepto quizás poco definido que se entiende por “Chile”.

Algunos datos: Wikipedia.org

martes, 4 de agosto de 2009

El polémico patrimonio cultural de La Vega Central



¿Qué ocurrió con la modernización de La Vega Central? Existe un proyecto con fondos privados por cerca de diez millones de dólares para la remodelación de La Vega Central, que debiera estar listo desde el año 2003, pero aún no lo está. Este proyecto contaba con dos pisos de estacionamientos subterráneos capaces de albergar 2.000 automóviles, un patio de comidas y la refacción de toda la estructura arquitectónica, cumpliendo con altos estándares de sanidad, sin perder la identidad histórica de más de 100 años del recinto.

Este proyecto buscaba, en resumen, mejorar la situación de deterioro y congestión evaluado por el municipio a principios del nuevo milenio. Muchos podrán preguntarse entonces “¿qué pasó?”.

Un gran grupo de personas, principalmente del medio artístico, respaldando a locatarios del lugar, se han negado públicamente a la idea de que este centro de comercio popular, escenario de enorme identidad-cultural e historia nacional, se convierta en algo totalmente distinto y además obligue a los actuales comerciantes a gastar importantes sumas en arriendos y otros trámites. Poco les ha importado que los responsables del proyecto aseguren que se tendrá especial cuidado en no perder la fachada y la estructura clásica del recinto, pues el factor de los fondos de gigantescas empresas privadas y parte de la reestructuración misma les huele más a convertir a La Vega en un mall que a una simple remodelación.

Antiguamente el comercio del sector funcionaba con carretas estacionadas, donde se ofrecían los productos. Con la construcción del Puente Cal y Canto llegó un gran número de feriantes y vendedores haciendo mayor el flujo de personas, y dando pie a la aparición de variados centros de consumo y diversión como chinganas, bares, garitos, burdeles, entre otros espacios de socialización popular. Lo que obligó al levantamiento de la estructura actual.

Hoy La Vega Central es el mayor mercado del Santiago popular. En él podemos encontrar principalmente productos de campo que proveen desde restaurantes de renombre hasta familias de escasos recursos de nuestra capital.

Los camiones llegan cuando todavía es de noche y la descarga de productos dura hasta el amanecer. Luego la mercadería se remata al por mayor entre los locatarios, quienes venderán en sus puestos al público final, o como ellos los llaman cariñosamente: “caseros”.

El lugar acoge un amplio tipo de personajes, desde gente de trabajo, hasta desempleados, vagabundos y alcohólicos. Entre sus mayores beneficios están la economía de consumo que significan para sus compradores, además de su excelente ubicación.

Veremos si el polémico proyecto logra llegar a concretarse superando las protestas y declaraciones de los locatarios y la gente del mundo cultural, que ve en este lugar una fuente de inspiración histórica. Si fuese cierto que no se perderá la esencia de La Vega, con esa atención personalizada tan única, esos convenientes precios y ese paisaje popular, no le vendría mal una manito de gato, ya que las calles están bastante a mal traer y podría mejorarse el tema higiene y organización. Pero la desconfianza de los detractores también es entendible. No perdamos más espacios identitarios, cuidémoslos y arreglémoslos.

Fotografía original: Anabella Grunfeld
Referencias: Diario.elmercurio.cl / Chile.com / Memoriachilena.cl