domingo, 17 de marzo de 2013

Del paisaje patrimonial a ciudades de papel


¿Patrimonio desplegable? Por estos días en que el concepto de “patrimonio” pareciera ser una de las palabras clave en los slogans locales de casi cualquier producto, servicio o entidad que ofrezca algo relacionado al entorno natural, arquitectura, arte, gastronomía o personajes de Chile; aparece incluso la posibilidad de llevarse representaciones de lugares emblemáticos de nuestro país. ¡¡¡Hechos en miniatura y de papel!!!

Hace algún tiempo me topé con el proyecto Mi Ciudad de Papel, a través del programa televisivo: “Soñadores”, del área de emprendimiento chileno de canal 13C. Solté el control remoto y me quedé pegado viendo de qué se trataba. El protagonista era Daniel Masot, un joven arquitecto de Valparaíso que contaba cómo se había alejado de la pega rutinaria de oficina y, a raíz del nombramiento de Valparaíso como “Patrimonio de la Humanidad”, había terminado levantando una idea de negocio familiar y bien particular: representar y promover los atractivos patrimoniales naturales y culturales, permitiendo su disfrute y atesoramiento, por medio del diseño y la producción creativa y tridimensional de paisajes patrimoniales en papel.

Me pareció interesante la alternativa de poder llevarse para regalar o para la propia casa una réplica patrimonial urbana en papel, a escala y con la técnica del Pop-Up (como estos clásicos libros infantiles de los cuales se levantan objetos y personajes de las páginas al abrirlos).

Actualmente esta empresa cuenta con un variado portafolio de productos, entre los que podemos encontrar imágenes “vivas” de San Pedro de Atacama, Iquique, Valparaíso, Santiago, Concepción, Frutillar, Puerto Varas, Chiloé, Torres del Paine, Puerto Natales, Punta Arenas, la Antártica chilena… Además de souvenirs y desarrollos corporativos a pedido (como en el pabellón de Chile para la Expo Shangai, el año 2010), y su participación en eventos ligados al RSE (o responsabilidad social empresarial).

De lo turístico-ornamental, se pasó a lo corporativo, sin perder de vista el ideal inicial del alma educativa y familiar de Mi ciudad de papel. Y como buen negocio, la intención está dirigida hacia poder internacionalizar el proyecto. Ampliar el mercado y la experiencia. Mal que mal, cualquier país, ciudad, barrio, edificio o escena natural del mundo puede traspasarse al papel; noble material que del blanco y los formatos más bien cuadrados, permite transformaciones a “postales vivas”, coloridas y tridimensionales.

Recomiendo le den un ojo a esta versión de patrimonio desplegable “hecho en Chile”. Del paisaje patrimonial a ciudades de papel.

Link del proyecto: Mi ciudad de papel