sábado, 30 de junio de 2012
Cueca: familiar, sabrosa, gimnástica y democrática
¿Se han dado cuenta que incluso el que baila mal se ve bien en la cueca? Y me permito robarle este pensamiento al bizarro y carismático Paul Paico, maestro de ceremonia (y autodenominado “clown”) del evento gastronómico y musical criollo, que tuvo lugar hoy sábado por la tarde en pleno centro de Santiago.
La invitación era a una “fiesta familiar” a hora de almuerzo, comenzando el fin de semana largo en el Club Social de los Antiguos Deportistas Juan Ramsay, cuyo nombre hace honor al padre del fútbol santiaguino e importante gestor del deporte local y nacional chileno. Todo esto con el objetivo de reunir fondos para la producción del tercer disco de estudio de La Gallera, quienes junto a sus amigos de Los Piolas del Lote y El Parcito, amenizaron la jornada.
Pasadita la hora de inicio señalada en los avisos, frente a la conducción del mencionado Paul Paico, ya habían más de diez mesas aprovechando la promoción que incluía almuerzo además del derecho a mesa, música en vivo y zapateo. Número de asistentes que fácilmente llegó a duplicarse con el pasar de las horas, contemplando gente de todas las edades.
El local: familiar y acogedor. Repleto de historia deportiva e hitos nacionales que pueblan sus muros. Como la valla de salto ecuestre que marca un record imbatible en esa disciplina, copas y premios en vitrinas, pósters e imágenes de algunos héroes. Guirnaldas y señalética hechas a mano, al puro estilo de las sedes comunitarias o quintas nacionales. Y varios miembros del Club, hombres y mujeres de basta experiencia, que pasaban de ida y vuelta hacia el gimnasio del fondo del terreno.
La comida: muy sabrosa y bien local. Un buen trozo de carne a la cacerola o pollo, con puré o arroz, todo recién hechito. Paneras para compartir en cada mesa, más pebre del típico pastoso y engañoso para untar. Y una cañita de vino por persona. También ofrecían otros comistrajos como empanaditas fritas de queso, frescas y bien rellenas, y bebestibles varios, como cerveza, borgoña, terremoto, jugos y bebidas de fantasía.
La música: gimnástica y propia. Con excelentes ritmos chilenos entregados por los sencillos y simpáticos interpretes que invitaban a todos a levantar polvo y sacudir pañuelos. Un ambiente especial para pasarla bien con los cercanos, aprovechando de bajar la comida con el ejercicio de la cueca (haciendo honor al local) y juntar sed para volver a la mesa cada tres patitas.
La cueca: democrática. Como pegamento de los tres ítemes anteriores. Dando cabida a todos los que se atreven. Sin importar si lo hacen bien o mal, rítmica o arrítmicamente, fuerte o pausado, en parejas o con amigos, entre amigas, con familiares o desconocidos.
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