¿Por qué en Chile creemos que los homenajes siempre llegan tarde? Basta, por ejemplo, con que fallezca el sabio anciano o el joven visionario para que aparezcan los aplausos y premios póstumos, junto al lamento por no haber aprovechado su riqueza en vida. Personajes esforzados y talentosos, muchas veces anónimos hasta que ya no están entre nosotros.
Todos hemos escuchado compatriotas quejándose de que son muy pocos los reconocimientos hechos a tiempo a grandes exponentes de nuestra cultura y tradiciones. El inconformismo nacional, en este sentido, no es del todo negativo, ni tampoco infundado. Por ello resulta positivo encontrarse con ciertos hitos actuales que refutan esta tesis. En medios digitales, en prensa escrita e incluso en algunos noticieros televisivos se han mencionado, estos últimos días, acontecimientos ligados al reconocimiento entregado este año por el Programa Tesoros Humanos Vivos (o THV).
Se trata de una iniciativa a cargo de la Sección de Patrimonio Cultural del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, cuyo propósito es darle el reconocimiento a personas o comunidades portadoras, en carne y hueso, del patrimonio cultural inmaterial de Chile, mientras aun puedan ejercer y compartir sus “patrióticas” acciones. Es un programa emergido en Chile el año 2009 (apoyado por ideas de la UNESCO) que ya ha homenajeado en vida a 20 individuos o grupos de chilenos cuyas actividades representan emblemas locales, o manifestaciones criollas que estén en peligro de desaparecer.
El objetivo principal del THV es registrar, transmitir y salvaguardar actividades humanas para su reconocimiento actual como valor y diversidad cultural local. El reconocimiento involucra un apoyo monetario para la mantención y difusión de la labor que ejecutan estos tesoros humanos vivos. Preservando y realzando el patrimonio local en Chile y el mundo.
Este año, los individuos seleccionados y reconocidos por el Comité de Expertos, que funciona asociado pero de manera externa al Consejo Nacional de la Cultura y las Artes, fueron: Lorenzo Aillapán (Hombre Pájaro), investigador y difusor de la cultura mapuche Lafkenche; María Virginia Hahoa, fundadora de la Academia de la Lengua Rapa Nui, que preserva y transmite esta lengua; y Uberlinda Vera Jofré, fundadora de la agrupación Hijas del Salitre, dedicada a la artesanía de las coronas fúnebres en la pampa salitrera. Junto a las comunidades también distinguidas este 2012: La Bandita de Magallanes, que acompaña melódica y festivamente al Club Deportivo Magallanes en todos sus partidos, desde principios de los 60; Las Arpilleras de Lo Hermida, agrupadas desde 1975 en torno al testimonio y la representación de la cultura popular en plena la dictadura militar; y Las Loceras de Pilén, artesanas de Cauquenes que han desarrollado un tipo de alfarería única, cruce de la historia mapuche y la española.
Y ustedes, ¿a quién postularían…?
Fuente: Sección.PortalPatrimonio.cl
martes, 16 de octubre de 2012
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Gracias por dejar este posteo, o se me hubiera pasado el hecho.
ResponderEliminarPareciera que en Chile de a poco y lentamente está surgiendo la "necesidad" de reconocer lo propio y darle valor... ya no se mira tanto el pasado, ni lo que saben "los viejos" con desprecio.
Menos mal! un país sin historia y sin reconocimiento de su patrimonio, pasa a ser mala copia y sin injundia. Ya está bueno de ser esa cosas que se dicen cada tanto "ingleses de américa" "jaguares" de no se donde y así.
Seamos Chilenos de chile y valoremos lo que tenemos, eso nos hace particulares y únicos.
Tuve la suerte de conocer a las loceras de Pilen, quedé impresionada conversando con ellas; me enseñaron tantas cosas de comidas y costumbres que se van perdiendo. Son gente sensilla que no quiere dejar de hacer lo que aprendieron de sus mayores.
Buscaría a alguno de esos señores que aún saben hacer hornos chilenos de barro, los incluiría en la lista. O esas señoras "componedoras" del campo.
Lindo posteo.
Anabella,
ResponderEliminarMuchas gracias a tí por el grato comentario. La verdad es que como "noticia" pasó más bien colada por los medios, pero me llamó la atención altiro y me vi en la urgencia de escribir al respecto.
Algo había escuchado antes de la iniciativa, pero si no me meto a investigar de cabeza yo mismo; jamás hubiera sabido detalles importantes, ni todos quienes han sido reconocidos hasta el momento.
Buena idea la de los que saben hacer hornos de barro... Mejor aun la de las componedoras, que tienen tremendo valor "folclórico", desde mi punto de vista.
A ver si hay suerte con el reconocimiento del San Remo, a propósito de patrimonios inmateriales. Para ver qué tanto esto (de rescate o sobrevivencia de lo propio) es moda pasajera o tendencia a largo plazo en Chile.